AY SI TE ATRAPO

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La universidad estaba en pleno apogeo y la vida nocturna era vibrante. Denki Kaminari, un apasionado estudiante del club de música, había escuchado rumores de una gran fiesta en una discoteca local. Decidió ir con algunos amigos para relajarse y disfrutar de la música.

La discoteca estaba llena de luces parpadeantes y música a todo volumen. Denki, con su característica energía, estaba bailando y disfrutando del ambiente.

—¡Eh, Denki! –la voz de Ashido, una de las animadoras, llegó a sus oídos—. ¡¿Ese no es Hitoshi, el hijo de Aizawa-sensei?!

Se giró. Al otro lado de la barra, sentado junto a una chica pelirrosa de ojos ámbar, estaba un chico que había visto por el campus de la Universidad y que, por razones del destino, era su compañero de habitación desde hacia unas semanas.

Él le había invitado a venir a la discoteca ese sábado. Hitoshi se había negado en rotundo diciendo que esos lugares no eran de su agrado y que prefería estar en la habitación acompañado de un buen libro y una taza de café.

Frunció el ceño. ¿Le había mentido para ir con una chica en vez de él? Por alguna razón, su corazón se aceleró al verlo con el cabello hacia abajo, bajo las luces parpadeantes de la discoteca.

–¡Oye, hermano, ¿por qué no vas con él?!

—No, está con una chica...

Suspiró volviendo su vista hacia sus amigos. No quería interrumpir la conversación por estar a solas con él. Era lindo. Lo admitía. Pero que sea el hijo adoptivo de su profesor lo ponía entre la espada y la pared.

—¿Qué chica? Yo no veo a nadie.

¿Qué? Si hacía tan solo unos segundos estaba con la chica del club de tecnología.

—Se ha ido...

—Venga, Denki, aprovecha ahora.

—¡Que no puedo!

Katsuki, cansado de la gallina de Denki, lo amenazó. O iba hacia el pelilila o le pondría a estudiar matemáticas en ese mismo instante. Denki, aterrado, tragó saliva y saltó de su lugar.

Ai Se Eu Te Pego comenzó a sonar en los altavoces, y la multitud se animó aún más. Denki, sintiendo la energía de la música, decidió que era el momento perfecto para acercarse a Hitoshi.

Con pasos decididos, Denki se abrió camino a través de la pista de baile, acercándose cada vez más a Hitoshi. Cuando finalmente llegó a su lado, se inclinó y le sonrió con coquetería.

—¡Hola, Hitoshi! ¿Disfrutando de la fiesta? —preguntó Denki, tratando de mantener su tono casual.

Hitoshi levantó la vista, sorprendido pero intrigado por la presencia de Denki.

—Bueno, cambié de opinión. No podía perderme esta fiesta —respondió Hitoshi, con su voz tranquila pero con un brillo en los ojos.

Denki, sintiendo que había captado su interés, decidió ser un poco más audaz.

—¿Sabes? Siempre he pensado que tienes algo especial. Y esta noche, con esta música, no puedo dejar de pensar en lo increíble que sería bailar contigo —dijo Denki, acercándose un poco más.

Hitoshi levantó una ceja, divertido por la audacia de Denki al poner su mano sobre un pierna derecha.

—¿Por qué no me acompañas Toshi?

Los amigos de Denki e Hitoshi los observaban desde la distancia, sonriendo y animándolos. La química entre ellos era evidente, y la noche podría convertirse en un momento inolvidable para ambos.

—No soy de bailar y menos ser el centro de atención como alguien que yo me sé.

Denki rio. Hitoshi tenía razón. Él siempre trataba de llamar la atención.

—¿Al menos sabes que dice la canción?

Eso tomó a Kaminari desprevenido. No solo por la pregunta, si no por cómo la dijo y donde. La dejó caer en su oído. Un escalofrío recorrió su espalda.

—A-Algo puedo entender, después de todo estoy en música...

—¿Qué tal si te lo enseño?

—¿Qué?

En cuanto la canción dijo Ai seu te pego de nuevo, Hitoshi atrapó a Denki con sus piernas y las enredó alrededor de su cadera.

—H-Hitoshi...

—Eres el chico más lindo que he conocido Denki.

Denki llevó sus manos a su cara, ocultando su evidente sonrojo. Denki sintió su corazón latir con fuerza mientras Hitoshi lo mantenía cerca, sus palabras resonando en su mente. La música seguía sonando, pero todo lo que Denki podía escuchar era el latido de su propio corazón.

Hitoshi sonrió, su mirada suave pero intensa. Era verdad lo que había dicho. Denki era muy lindo y quien se lo rebatiera se llevaría una buena tundra. Desde que lo conoció supo que Denki sería para él. Cuando sus padres se enteraron de su enamoramiento, uno lo regañó por enamorarse de un rubio gritón y el otro solo rió mientras decía "De tal palo, tal astilla".

—Hitoshi, yo... —comenzó Denki, pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta.

—No tienes que decir nada, Denki. Solo quería que supieras cómo me siento —dijo Hitoshi, soltando lentamente su agarre pero manteniéndose cerca. Se bajó del taburete, ambos quedando de pie. Hitoshi le sacaba media cabeza.

Denki bajó las manos de su rostro, sus ojos encontrándose con los de Hitoshi. La conexión entre ellos era palpable, y Denki sintió una oleada de valentía. De un momento a otro Hitoshi estaba siendo besado por Kaminari. Agarró al rubio de la cintura. El beso fue suave al principio, pero rápidamente se llenó de intensidad y emoción.

La multitud a su alrededor seguía bailando y disfrutando de la música, ajena al momento especial que compartían. Cuando finalmente se separaron, ambos estaban sin aliento pero con sonrisas radiantes en sus rostros.

—Entonces, ¿qué te parece si salimos de aquí y disfrutamos de un poco de tranquilidad? —sugirió Hitoshi, su voz baja pero llena de emoción.

Denki asintió, sin pensarlo dos veces.

—Vamos —dijo, tomando la mano de Hitoshi y guiándolo hacia la salida.

Sin avisar a sus amigos, Denki e Hitoshi se escabulleron de la discoteca, riendo en voz baja mientras se alejaban. La noche estaba tranquila, con una suave brisa que los acompañaba en su camino de regreso al campus.

Cuando llegaron a la habitación que compartían, cerraron la puerta detrás de ellos, disfrutando del silencio y la soledad. Denki se dejó caer en su cama, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo.

—Este lugar es mucho mejor —dijo Denki, sonriendo a Hitoshi.

Hitoshi se acercó y se sentó junto a él, mirándolo con ternura. Denki cerró los ojos, disfrutando del contacto de la mano de Shinso sobre su mejilla. Cuando abrió los ojos de nuevo, vio a Hitoshi inclinarse hacia él, y no dudó en cerrar la distancia.

El beso fue suave y lleno de cariño, una promesa de lo que estaba por venir. Mientras se abrazaban, Denki supo que este era el comienzo de algo hermoso y verdadero.

La noche continuó, y aunque el mundo seguía girando fuera de su habitación, para Denki e Hitoshi, el momento que compartieron fue perfecto.

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