Era temprano en la mañana cuando divisamos Hammerpolka. Cuando estábamos entrando a la ciudad, Sara me habló.
-Bien, creo que ya estamos fuera de peligro.
-¿Estas segura? Puedo sacarte fuera de la zona de conflicto -le dije.
-No, acá es suficiente. Ya podemos salir seguras. Además, no quiero que te retrasemos en tu misión, General.
-Jajaja, no me digas así, Sara.
-Bueno, supongo que este es el "hasta pronto", Rudeus.
-Fue bueno verte, Sara.
-Pffff, ya besense -dijo Alisa, fastidiada, haciendo que Eris pusiera pésima cara.
-Jajaja, no, con Rudeus solo somos amigos. Además, anoche tuvo la posibilidad de hacer lo que quisiera conmigo y él me rechazó -dijo Sara con una sonrisa.
-Espera, Sara, antes de que te vayas, toma esto, es para ti -dije, regalándole un reloj.
-Y esto...
-Sirve para ver la hora. Vez, dice que son las diez de la mañana -(por cierto los relojes eran regalos para el Dios de la espada y el Dios del norte , pero como Gal Farion y Alexander eran, como decirlo, algo idiotas, había hecho unos relojes que marcaban la hora digitalmente. Es decir, en vez de agujas del reloj, te mostraba el número correspondiente a la hora).
-Esto se ve costoso. No sé si aceptarlo -dijo Sara.
-Oh, vamos, aceptalo. Te será útil.
-Gracias -dijo muy sonrojada, mientras lo ponía en su muñeca. -Cuídate, Rudeus, y que tengas mucho éxito -dijo, besando mi mejilla. Cuando miré a Eris, estaba roja.
-Y tú, Eris, cuida a Rudeus. Él es un gran amigo. Cuídense.
-Tú igual, Sara -le dije. Y Eris se despidió haciendo un gesto con la cabeza.
De pronto, Sara se detuvo y les habló a las amazonas.
-Creo que es todo, me retiro de las aventuras.
-Debes estar bromeando -dijo Alisa.
-No -dijo, volteando para mirarme a mí y a Eris, que estábamos tomados de la mano. -Me retiraré, buscaré un empleo o me haré cazadora. Quiero conocer a alguien y tener una familia, tal vez un hombre que no se emborrache en un burdel -dijo sonriendome.
-Espera, Sara, hablemos de esto -escuché que le decían las amazonas mientras doblaban por una esquina de Hammerpolka.
-Espero que le vaya bien -dije, mientras la veía desaparecer. -Bien, Eris, vamos a ver si los misioneros tienen a Geese.
Así entramos a la ciudad. No nos costó mucho encontrar a los misioneros, cerca de la plaza principal, donde había un gran escándalo y muchos aventureros estaban ahí discutiendo con los caballeros. De hecho, las cosas estaban tensas.
-Malditos imbéciles, ¿con qué autoridad piden la detención de uno de nuestros camaradas?
-Escucha, imbécil, ese demonio está siendo buscado como un criminal por todo el mundo. Entréguenlo.
-Y porque no te vas a la mierda, imbécil.
Cuando escuché esa voz, la reconocí. Era Soldat, de líder escalonado, ya tenía unos 30 años y tenía bigote.
-Soldat? ¿Qué haces aquí, amigo?, le dije.
Él se volteó con cara de fastidio, pero cuando me vio abrió mucho los ojos. Sin embargo, volvió a su rostro de molestia.
-No es buen momento, Quagmire. Estos imbéciles quieren llevarse a uno de mis hombres.
-Déjame solucionar esto -le dije, mientras caminaba hacia adelante. Soldat me miró confundido.
Cuando los misioneros me vieron, se arrodillaron ante mí rápidamente.
-General Latreia, como ordenó, aquí está el "cara de mono". Pero estos herejes no quieren entregarlo. -Cuando miré al hombre, no era Geese. Era más corpulento y, de hecho, se parecía a Goriade. Era de una tribu de hombres bestia.
-¿Qué me miras, idiota? -dijo el mono, haciéndose el macho, pero cuando me vio, se cagó de susto.
-Maldita sea, temo que él no es Geese -le dije a los misioneros.
-¿Está seguro mi General?
-Sí. Ese es un hombre bestia. Geese es un demonio. De hecho, parece un humano a lo lejos, y es más bajo y delgado, y no es peludo como ese tipo. De hecho, parece un humano, pero se puede reconocer por sus uñas negras y su nariz de simio.
-Ya veo. Lo sentimos señor.
-No se preocupen. Fue mi culpa al no darles mayores detalles. Buen trabajo. Pueden retirarse. Yo lidiaré con lo demás.
-Sí, señor -dijeron dándome un saludo. Subieron a sus caballos y se retiraron.
-Lamento el inconveniente -les dije a viva voz. -Confundieron al hombre bestia con un demonio prófugo llamado Geese.
-¿Geese? , maldita sea, siempre me confunden con ese idiota -dijo el gorila.
-¿Lo conoces?.
-Sí, estuve en un grupo con él y nos robó el dinero. ¿Qué hizo ahora?
-Es un criminal buscado en todo el mundo, incluido el Continente Demoníaco. Cuando lo capture, va a ser ejecutado -dije, lo que provocó que el gorila se pusiera pálido.
-¿Qué demonios, Quagmire? Esos idiotas de Milis te obedecieron, jajajaja, si que te crecieron las pelotas, chico.
En ese momento, algunos miembros del líder escalonado se acercaron para saludarme, me daban golpecitos en la espalda y aoretones de mano era como reencontrarse con amigos que no ves hace años, de hecho eran muy pocos de los que recordaba, los demás deben haberse retirado o muerto.
-Ven, chico, vamos a beber. Tenemos mucho de qué hablar-dijo Soldat, abrazándome y guiándome a un bar, mientras Eris nos miraba con mucha curiosidad mientra nos seguía.
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Un Rudeus Diferente
FanfictionUn occidental se lanza a salvar a Nanahoshi, y termina muriendo convirtiéndose en Rudeus Greyrat, un hombre que no es un encerrado y tampoco un pervertido como el Rudeus original