En carne viva

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Al enterarme que Ibrahim se había llevado lejos a Ayse y a mi hijo corrí a su ataúd y desesperadamente con una pala levante la tapa.
Ibrahim estaba dormido por la falta de aire así que lo voltee para sacarlo del todo del ataúd. En el suelo lo sacudi hasta que despertó.

Mehmet: ¡¡Ibrahim, despertarte y decime dónde está Ayse!!

Ibrahim: No...

Mehmet: ¡¡Habla ahora o te mató!!

Ibrahim: Hazlo... no te daré a Ayse.
Es justo... familia por familia.

Mehmet: Ay, bien. Te diré qué le di a Mihrimah.

Ibrahim: Es un trato.

Mehmet: Le di las bayas búfalo.

Ibrahim: Ayse está en Manisa.

Me levanté y rápidamente busqué un carruaje. Después de estar la noche entera en camino al salir el sol llegue al Palacio de Manisa.

Al bajar Ayse salió del Palacio con una gran sonrisa y la abrace fuertemente cómo si no quisiera que se vaya nunca.

Mehmet: ¿Estás bien?

Ayse: Mejor ahora que estas aquí.

Mehmet: Perdón por no haber venido antes, estaba acupado.

Ayse: Lo importante es que estamos juntos los tres.

Mehmet: Necesito que me prometas algo.

Ayse: Lo que sea.

Mehmet: Prometeme que confiarás y serás siempre leal a mí.
Hazlo por nuestro amor.

Ayse: Claro, te lo prometo... pero suena cómo si hago hubiera pasado.
¿Qué pasó?

Mehmet: Nada, te juro que todo va a estar bien.

Ayse: ¿Me tengo que preocupar?

Mehmet: No, solo quiero que estes bien.

Pase una semana en el Palacio de Manisa junto a Ayse, hacia lo posible para hacerla feliz y que no sospeche nada. Pero cuando ella dormía
Iba al balcón a observar las estrellas.

Habíamos recibido una carta de que Mihrimah ya estaba de buen salud.
No era lo realmente preocupante.
Lo preocupante era el silencio durante estos días.  Ninguna amenaza, ningún informante, nada.

Era una situación parecida de cuando uno cuida de unos niños pequeños.
Mientras estubiran haciando ruido,
Sin importar si pelean o gritan significa que estan bien y es lo normal.
Pero si se quedan en silencio significa que algo están tramando.

Esperar una tormenta sabiendo que se avecina volvería loco a cualquiera,
Pero el problema yo ya estaba fuera del alcance de la cordura.

A la mañana desayuné con Ayse, estaba tan absorto en mis pensamientos que no escuché cuando me había hablado.

Mehmet: ¿Qué?

Ayse: ¿En qué estas pensando?
Desde que llegaste has estado ocultando algo.

Mehmet: Es que....

Duru: Sultana ha llegado una carta para usted de la Sultana Mihrimah.

Ayse: Bien, dame.

Cuando agarró la carta y la abrió temí por su contenido. La incertidumbre hizo que mi corazón se acelere cómo loco pero mantuve una expresión despreocupada.

Mehmet: ¿Pasó algo?

Ayse: Es una noticia horrible.
¿Cómo pudieron hacerme esto?

Mehmet: ¿Cuál?

Ayse: Madre y Padre... me acaban de arreglar un matrimonio con Ahmed Pasha.

Mehmet: Ha... pensé que era algo grave.
Dijo, es malo. Pero pensé que era algo peor.

Ayse: ¿Le quitas gravedad al asunto?
Es algo terrible.  No quiero casarme con otro hombre.

Mehmet: No dije eso. Perdón.
Me tomó por sorpresa.

Ayse: Por favor ayúdame. No quiero casarme con Ahmed Pasha.

Mehmet: Encontraremos una solución.

Unos guardias de Ibrahim entraron un me agarraron y cómo un perro me forzaron a salir del Palacio.
Ayse a gritos y a golpes intentó intervenir pero no podía hacer nada contra dos hombres altos y fuertes.

Me metieron en el carruaje y me esposaron las manos y me llevaron devuelta al Palacio.
En el calabozo me ataron a la pared y Ibrahim no tardo en venir.
La ira y la decepción en sus ojos era de esperarse.

Al acercarse a mí sin aviso estampó un golpe en la cara, qué tuve que escupir sangre.

Ibrahim: ¡¡Eres un parásito inmudo!!
¡¡Demonio!!

Mehmet: ¡Tu también estas loco!
¡Mírate en el espejo!

Agarró mi cara con una mano fuertemente obligándome a mirarlo a los ojos.

Ibrahim: ¿Sabes qué más me duele?
Qué yo te creí todo este tiempo.

Mehmet: Te tragabas cada palabra sin cuestionar, porque la inteligencia nunca fue lo tuyo. Tu cabeza no sirve para entender algo tan básico, y ni eso logras bien.

Ibrahim: Demonio, te maldigo.

Mehmet: Si no fuera por Mihrimah seguirás siendo un esclavo asqueroso del establo, dónde perteneces.

La Sultana entro y se acercó a mí con la cabeza en alto, pero sabía que era la típica fechada de alguien destrozado.

Mihrimah: Nunca pensé que te atreverías a volver y mentirme en la cara durante tanto tiempo.

Mehmet: Eres tan ridículamente ingenua y estúpida que de verdad te creiste la fantasía de una vida feliz llena de amor.

Mihrimah: Alguien tan vacío y miserable cómo tú jamás entendería
Lo que es el amor.

Mehmet: Tú eres alguien  gracias a mi.
Gracias a mí estás dónde estás ahora.

Mihrimah: Si, ahora tu estas ahí gracias a mí. Aunque tengas que sangrar recibirás tu castigo.

Mehmet: ¡Ni en tus sueños podrás librarte de mí!

Mihrimah se retiró sin dar respuesta, dejándome a merced de Ibrahim y una larga y dolora sesión de tortura.
Aunque no me rendiría tan fácilmente.

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Locura en ascenso [Hurrem vs Mihrimah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora