Un muro indestructible

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Durante los próximos meses yo y Ayse estuvimos en el palacio de Manisa.
Ordene construir un muro lo suficiente alto para evitar las miradas de las personas, así también que Ibrahim, Mihrimah o algún otro entre sin permiso.

Ayse estaba mirando el cielo, su vientre comenzaba a redondearse, marcando la presencia de una nueva vida. Sus manos, acariciándolo con dulzura. Había en su rostro un brillo especial, una mezcla de calma y felicidad.

Aproveché que estaba tan tranquila para ir a la habitación y escribir una carta a la hermana menor de la Princesa Isabella Fortuna. Sé que asesine a su hermana mayor cuando aún era Hurrem, fue un impulso y un error a está altura del juego.

Pero ahora tengo a Isabella II en la palma de mi mano. Hemos estado en contacto por años a través de cartas.
Informando del imperio y de mi amor por ella. Una ingenua y tonta igual que su hermana. Una lastima. 
Sin embargo eso es muy útil y más cuando al rey le caigo bien.

Querido Sehzade Mehmet Bey,
Lamento mucho que estes pasando por un conflicto con tus padres.
Entiendo que tengas que proteger a tu hermana, eres muy bondadoso.
Para lo que necesites, no dudes en decirme.

Firma: Princesa Isabella II

Querida Isabella II, tu apoyo da consuelo a mi corazón en este momento. Quiero que cuando el día que nos veamos sea el inicio de nuestra vida cómo esposos.

Firma: Sehzade Mehmet Bey

Querido Sehzade Mehmet Bey,
Me llena de felicidad pensar en ese momento y me siento más cerca de ti.
Deseo con ansias el día que podamos unirnos para siempre.
En unos meses llegaré a la capital de Topkapi.

Firma: Princesa Isabella II

Querida Isabella II, estoy contando los días para verte. Lo único que pido es que si a mi me pasa algo o muero,
Hagas pagar a todos los que se opusieron a nuestro amor.

Firma: Sehzade Mehmet Bey.

Al terminar de escribir la carta Ayse entró a la habitación y rápidamente deje la pluma en el escritorio.
Ella me observó confundida por mi reacción.

Ayse: ¿Qué haces?

Mehmet: Encargándome de algunos asuntos políticos, no son la gran cosa.

Ayse: Qué bueno. Muestrame la carta.

Mehmet: No... tengo que enviarla lo antes posible, es importante.

Ayse: No me tomará mucho tiempo.
Solo unos segundos ¿Si?

Mehmet: No, no quiero que te estreses por cosas insignificantes.

Ayse: ¡¡Mehmet Bey!!

Apreté con fuerza la carta en mi mano, sabía que habia cabado mi propia tumba
Y no podía salir tan fácilmente.
Derrotado, suspire y le di la carta.

Sus ojos se abrieron con un brillo de asombro, poco a poco se fue reflejando una mezcla de desconcierto y dolor.
Cómo si cada palabra le hubieran dado un golpe silencioso.
Con las manos temblando levantó su mirada hacia mí.

Ayse: ¡¿Quién es Isabella II?!
¡¿Qué amor?! ¡¿Cómo que se van a ver?!
¡¿Por qué?!

Mehmet: Ayse....

Ayse: ¿Me engañas con ella?

Mehmet: No es lo que estas pensando.

Ayse: ¡¿Qué es entonces?!
¡¿Por qué le juras amor?!
¡¿Por qué no me dijiste nada?!

Mehmet: Yo jamás te engañaría.
Nunca en mi sano juicio.

Ayse: ¡¿Entonces qué significa esto?!

Mehmet: Es una relación política.
Isabella II, es la Princesa de Castilla.
Es una dinastía poderosa. No la amo, mi único amor eres tu. Y yo solo le juro amor porque vi conveniente para formar una relación.

Ayse: ¿Qué sigue casarte con ella?
Yo soy la única que te ama, no quiero a otro hombre por ti. Yo llevo a tu hijo en mi vientre.

Mehmet: Me opuse a nuestros padres, por ti. Interrumpi tu boda con ese Pasha, por ti. Me arriesgue a morir, por ti. ¿Enserio crees que no te amo?

En sus ojos tristes se mezclaban la duda y el dolor, incapaces de decidir si creerle o no ante las palabras. A pesar de todo, el amor seguía brillando, cómo si se negara a rendirse pese al dolor.

Me apresure a tomar su rostro entre sus manos con firmeza, pero con una suavidad. Mis ojos buscaban los de ella.
Tratando de borrar la tristeza y la sensación de traición.

Mehmet: Mírame, por favor. No hay nada más verdadero en mi vida que lo que siento por ti. Te amo, y  nunca habrá nadie más. Confía en mí.

Ella con la mirada fija, permitiendo que sus palabras llegasen a lo más profundo de su corazón.
Poco a poco, la tristeza en sus ojos dio paso a un brillo cálido, Una lágrima rodó por su mejilla, pero esta vez no era de dolor, sino de alivio.

Ayse: Quiero creer en ti... en nosotros. Y si me dices que soy tu única verdad, entonces no dudaré más. Te amo.

Me incline a ella, y sin palabras, hasta que sus labios se encontraron en un beso suave y lleno de ternura. Fue breve, pero suficiente para quitar toda duda de la Sultana.

Sabía que al casarme con la Princesa no solo tendría que mantenerlas apartadas y controlar sus celos. Eso no me preocupaba, podía manejarlas como títeres. Lo que realmente significaba esa boda para la dinastía no era solo una alianza política. Era la chispa de una guerra, y yo estaba listo para sumergirme en las llamas, dispuesto a
Caminar por las llamas para verlos caer y pudrirse.

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Locura en ascenso [Hurrem vs Mihrimah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora