𝐂𝐀𝐏.𝟓

259 44 18
                                    

Draco:

Hoy hace bastante calor a pesar de ser tan temprano. Y para cuando me doy cuenta, estoy empujando la puerta del local de Willow.

Lo que me encuentro me deja sin aliento: está sobre un banco, de espaldas a la calle, dibujando algo en el pizarrón enorme que tiene encima del mostrador. Hoy trae puesta una camiseta que, al estar estirando los brazos, deja ver la piel de su cintura. Mis ojos recorren todas las curvas de su cuerpo y se me acelera el corazón. Aprieto los puños. No me gusta esta falta de control sobre mi cuerpo.
«Contrólate, está siendo un idiota depravado...»
Pero sus pantalones son ajustados, y puedo ver perfectamente la silueta de sus muslos carnosos y su...
— ¡Ah, hola!— su voz hace que deje de mirarle el cuerpo y subo para encontrarme algo todavía más perfecto: su sonrisa.

— Hola...— respondo, y trago el nudo que se me hizo en la garganta, tratando de ignorar que aún está de espaldas hacia mí—. ¿Interrumpo?

— ¡No, claro que no!— ríe y mueve las manos para restarle importancia, bajándose sin ningún cuidado del banco. Creo que esta mujer tiene la misma agilidad que una jirafa recién nacida—. En realidad me acabas de dar un descanso, ya me dolían los brazos.

— Me imagino.

— ¿Te sirvo tu café?— me pregunta, mientras se limpia las manos.

— Por favor.

Ella siente, sonriendo y se da media vuelta para tomar un vaso y llevarlo a la máquina.
— Gracias, por cierto— me dice sin mirarme.

Junto las cejas.
— ¿Por qué?

Me mira haciendo lo mismo.
— Por reparar la máquina— señala con la cabeza la cosa muggle que prepara el café.

«No me preguntes cómo lo hice, por favor...»
— No fue nada— respondo a secas.

— ¿Lo dices en serio?— replica, incrédula—. No sé qué diablos hiciste, pero la dejaste como si fuera nueva.

— No tiene mucha, mucha...—«¿Cómo se decía? Carajo los escuché decirlo varias veces» me quedo callado.

— ¿Ciencia?— intenta, ladeando la cabeza.

— Justo.

Se ríe. Una calidez se me esparce por el cuerpo y me quedo paralizado de miedo. ¿Cómo una risa se puede volver uno de los mejores sonidos que he escuchado en mi vida? Nada tiene sentido. Nada que se trate de Willow lo tiene.
— ¿Quieres galletas?— me pregunta.

— ¿Galletas?

Sip, galletas— confirma, dejándome el vaso sobre la barra, en un gesto suave—. Tengo de chocolate, con chispas, de coco, mantequilla.

«Detesto lo dulce» quiero decirle, pero sus ojos brillantes me hacen detenerme y darle un vistazo a las galletas que se ven por el cristal del mostrador. Las únicas galletas que he comido y que me gustan son las que prepara mi madre, así que señaló una cualquiera.
— Esa está bien— Willow asiente y la toma con un papel para luego dármela—. ¿Es de...?

— Mantequilla— completa, mirándome curiosa—. Son las más simples que tengo.

— Bien.

Se me queda mirando con una leve sonrisa en los labios. Hay algo en su expresión que hace que el corazón se me acelere. Me permito mirarla también, mientras me llevo a la boca el vaso. No es guapa, es hermosa, bella, enérgica e inocente, como si de verdad fuera feliz con su simple vida en lugar de fingir que lo está como lo hago yo.

𝓛𝓮𝓪𝓿𝓮 𝓶𝓮 𝓑𝓮𝓯𝓸𝓻𝓮...- 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora