𝑇𝑤𝑜 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐼𝑛 𝐿𝑜𝑣𝑒 || 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦

The wounds of the past

𝑀𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛 𝑃𝑟𝑖𝑛𝑐𝑒

Me sentía débil, llevaba dias con esa vulnerabilidad y debilidad frente a la gente, llorando, desmayandome, sin control sobre mi, sobre lo que sentía.

No sabia que sentía en ese momento, quería gritar y llorar, quería que nadie existiera ademas de mi y que de ser posible yo tampoco. Pero también quería regresar a la habitación de Draco, darle de comer, demostrarle que era capaz de arder con el en su vida.

Pero estaba enojada, molesta, como él sabia que era mejor para mi, si ni siquiera puede decidir no ser como su padre y no puede evitar seguir sus ordenes.

No sabia como me sentía. Si, la rabia estaba arraigada a mi ser, a mi corazón, en un dolor profundo que quemaba, no solo era Draco, era todo el acto de haber creido que era lo mejor para mi, de haberse ido, como lo hizo mi padre.

Y entonces, bajo ese análisis, Draco también volvería rogando, hechando sal a la herida.

Mi cama parecia ser mi mejor amiga, me abrazaba tan fuerte que queria quedarme ahi, todo el dia, de aqui a que el año escolar acabara, si era posible de aqui al dia de mi muerte, lamentablemente tengo amigos muy metiches y que se preocupan bastante por mi, resultando en un desayuno precipitado y 4 personas a mi alrededor.

—Que demonios hacen aqui y por que no van a joder a otro lado? —murmure sorbiendo la nariz, a este punto ya no sabia si era por haber llorado o simple congestión nasal del frio de Hogwarts y las mazmorras.

Astoria, Daphne, Jenna y Pansy, las 4 paradas alrededor de mi cama, cada una sosteniendo una parte del desayuno.

—No has salido de aqui desde el lunes en la tarde, es Domingo, Morgan, DOMINGO!— grito Jenna.

Jenna, una hufflepuff, fuera de sus casillas, eso demostraba un nivel de molestia muy grande.

—Has comido galletas y jugo de calabaza toda la semana, Morgan, al menos haznos el favor y ten una comida decente el dia de hoy— ahora intervino Pansy Parkinson.

No era sorpresa para nadie que mi salud no era la mejor y que mis hábitos alimenticios tampoco eran excepcionales, pero me sentia peor que otros dias, ni siquiera me apetecía tomar agua, asi que negue a su petición.

—No era pregunta... come— esta vez era Daphne, quien puso la comida sobre mi regazo.

Yo negue de nuevo y lo deje en la mesita de noche.

—No tengo hambre... — insistí.

Ellas suspiraron al unísono, estaban tan hartas de mi y mis comportamientos como yo de mi misma.

—Intentalo, por favor— me suplico Astoria con cariño.

Las 4 parecían genuinamente preocupadas por mi, asi que después de un suspiro y juntar mucha fuerza de voluntad tome un bocado de una tostada con mermelada, la mastique y le di un sorbo al cafe que estaba en la charola, después me comi un pedazo de fresa y lo trague. Me quede mirando a la nada unos segundos, cuando no pude mas, las nauseas me ganaron y sali corriendo al baño.

—No puedo... de verdad se los digo, mi cuerpo no tolera ninguna comida, mas que las galletas y el juego de calabaza desde el lunes...

Ellas suspiraron y asintieron, aunque podia notar en su mirada la desesperación de no poder hacer nada por mi.

—Dejenme descansar, mañara regresare a clases, lo prometo— les di una sonrisa y les rogue con la mirada que por favor se fueran.

Se resignaron y tomaron su única opción, irse.