𝑇𝑤𝑜 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐼𝑛 𝐿𝑜𝑣𝑒 || 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦

The other date

𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦

Odiaba las citas.
Odiaba a Blaise.
Y odiaba a Clearwater.

Y donde estaba? En una maldita cita, que Blaise aceptó por mi con Clearwater.

Vaya mierda.

Llevaba tal vez 10 minutos esperandola fuera de la sala común de Ravenclaw y estaba pensando seriamente en dejarla plantada, pero era una de mis reglas.

Jamás dejar plantada a una persona.

Odiaba tener que estar aqui, tener que haber usado mi unico traje limpio en una tonta cita con Penelope y aun peor que todo haya sido porque Blaise habia hablado por mi.

—Lista— la pelinegra salió con una sonrisa dando una vuelta para que elogiara su vestido, pero no lo hice, en su lugar camine emprendiendo camino a Hogsmade.

—Te ves bien— habló contenta.

Asentí.  Mis manos estaban en los bolsillos de mi pantalón y las preguntas que me hacia solo las respondía con un asentimiento o un sonido negativo.

—Eres de pocas palabras, cierto?—mencionó riendo ligeramente.

Asentí otra vez, me iba a lastimar el cuello de tanto hacerlo.

Mi semblante estaba serio, no decia una sola palabra y mis manos no planeaban salir de los bolsillos a menos de que fuera a comer. Caminamos en silencio, y muchas veces vi como Penelope quizó iniciar una platica, sin éxito.

—Tienes hambre, o solo te apetece dar un paseo?

—Pasear esta bien para mi—asentí.

La brisa de la noche comenzó a dar y algunos copos de nieve comenzaron a caer. Tenía frío, pues la tela de un saco no es muy calida, pero cubría lo suficiente para no morir de frío.

Penelope se quejó a mi lado —Por Merlín, cuanto frío —murmuró dandose calor.

—Toma—extendí mi saco hacia ella.

Preferia morir de frio a tener que escucharla quejarse porque no traia un maldito sueter, pero lo habia hecho intencionalmente, vi como sonrió triunfante cuando mi sacl estaba entre sus manos. Mas le valía regresarmelo.

—Gracias —murmuró.

—Por que no trajiste un sueter?— por fin hice una frase que involucraba mas de cinco palabras y tanto como yo, Penelope se sorprendió.

—No encontraba uno, seguro todos estaban sucios — se río ligeramente, otra de sus risas agudad y molestas que me hacian querer arrancarme los oidos —. Pero prometo regresarte tu saco.

Levantó su mano, luego su meñique y murmuró algo de "promesa del meñique" pero lo ignoré y no hice nada en respuesta. Bajó la mano, decepcionada.

Caminamos, ahora se empezaba a quejar de sus tacones. Por qué mierda llevaba un par de zapatos que no podria controlar?

—Sube—coloque mi espalda a su alcance para que subiera encima mio y llevarla hasta su sala común.