La muerte es una parte inevitable de la vida, un final que nos lleva a un estado desconocido. Es como un viaje al que no sabemos a dónde nos llevará.
Al final, es un ciclo natural, una transición hacia lo desconocido que, quizás, es solo el comienzo...
En el instante en que mi vida se apaga, me encuentro atrapado entre la existencia y lo desconocido. La muerte, un ciclo inevitable, se revela ante mí como un viaje hacia lo incierto. Lo que comienza como un final se transforma en un nuevo comienzo.
En ese momento, siento una extraña mezcla de paz y confusión. La realidad que conocía se desvanece, y mientras floto en esta penumbra, me doy cuenta de que estoy en un limbo entre el pasado y lo que está por venir. Los ecos de mi vida resuenan en mi mente, recuerdos de momentos que creí eternos y de decisiones que ahora parecen insignificantes.
A medida que la oscuridad me envuelve, una nueva percepción comienza a surgir. Me encuentro en un lugar donde el tiempo parece no existir, donde el dolor y el sufrimiento se disipan, y solo queda la esencia de lo que fui. Pero también hay un sentido de urgencia, un impulso que me empuja hacia adelante, como si una fuerza invisible me guiara hacia un destino que aún no comprendo.
De repente, siento un tirón, un impulso que me arrastra hacia una nueva realidad.
—Estoy embarazada Marvolo.
—¿Estás segura Celia?¿Por fin tendré a mi heredero?
—Así es, estoy segura, será un digno Gaunt.
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