—Morfin, cariño, ¿puedes jugar un momento con tu hermana? Necesito prepararos el almuerzo.
—Vale, mamá. Mer, tu hermano te cuidará.
La pequeña de cabello negro solo sonrió, permitiendo que su hermano mayor le mostrara sus "juguetes".
Jugaron por un rato hasta que la menor quedó dormida. La rutina de los tres era un poco monótona, solo variaba cuando a Sorvoro le daban ganas de "enseñar" algo a Morfin.
Celia seguía investigando una forma de curar a sus hijos.
Había encontrado una poción antigua, pero los ingredientes eran extremadamente caros, a menos que los obtuviera ella misma. Necesitaba cazar un dragón para conseguir su corazón y su sangre, encontrar un fénix que le regalara una lágrima, y recolectar dos plumas de Thestral. Además, requería el polvo de cuerno de unicornio, conocido por su pureza, y el veneno de basilisco, que debía recolectarse con extremo cuidado para que no perdiera potencia. También necesitaba la savia de un árbol de mandrágora, que solo podía cosecharse en luna llena, y el pétalo de una flor que solo florecía en la cima de una montaña, una noche cada siete años. Era una poción extremadamente ridícula, pero haría cualquier cosa si eso ayudaba a sus bebés.
Celia suspiró al ver a sus pequeños dormir, consciente de los peligros que enfrentarían en su búsqueda.
—Mamá se encargará —les susurró, dándoles un beso a cada uno antes de acurrucarse junto a ellos y quedarse dormida.
Años después, en una mañana soleada, la familia estaba reunida alrededor de la mesa del desayuno cuando un suave golpeteo en la ventana llamó la atención de todos. Un par de búhos grandes y majestuosos esperaban afuera, cada uno sosteniendo un sobre con un sello distinto. Morfin emocionado y sabiendo de que se trataba no tardó en correr.
Abrió la ventana con manos temblorosas y recogió los dos sobres. Uno llevaba el escudo de Hogwarts, la emblemática escuela de magia de Gran Bretaña, y el otro estaba decorado con el símbolo de Durmstrang, la famosa academia europea conocida por su enfoque en la magia oscura y las artes marciales mágicas.
Celia le dio una pequeña sonrisa mientras él rompía el primer sello, el de Hogwarts. Dentro, la letra pulcra y elegante decía:
"Estimado Morfin, Nos complace informarte de que has sido admitido en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería..."
Morfin apenas podía contener su emoción al leer las palabras. Desde pequeño había soñado con Hogwarts, y allí, por fin, estaba su oportunidad de ir.
—¡Mami!
—Lo sé cariño ¿Por qué no abres la otra?
—¡Sí!— con la misma emoción abrió la carta de Durmstrang.
La invitación era igualmente tentadora, prometiéndole instrucción en técnicas avanzadas de magia que muy pocos otros jóvenes magos llegaban a estudiar. La reputación de Durmstrang como una academia de élite en magia combativa y defensiva hacía difícil ignorar aquella opción.
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GAUNT
DiversosLa muerte es una parte inevitable de la vida, un final que nos lleva a un estado desconocido. Es como un viaje al que no sabemos a dónde nos llevará. Al final, es un ciclo natural, una transición hacia lo desconocido que, quizás, es solo el comienzo...