Seven y el Mundo Mítico de Aztlán

Capítulo 5

Encuentro Inesperado

A la mañana siguiente, Seven despertó con el corazón aún acelerado por la experiencia que había vivido en el Refugio de los Elementales. Sabía que había sentido algo especial, algo que lo conectaba aún más con Aztlán. Sin embargo, también era consciente de que había cruzado una línea al ir allí solo.

Decidió que era mejor no mencionar nada a Alana ni a Banks, al menos por ahora. Pero cuando llegó al campo de entrenamiento, se dio cuenta de que el secreto no podía permanecer oculto por mucho tiempo.

Alana lo observó desde la distancia, con el ceño fruncido, mientras entrenaba con otros guerreros. Ella siempre parecía estar un paso adelante, y algo en su mirada le indicaba a Seven que había notado su ausencia la noche anterior.

Después de un rato, mientras él intentaba concentrarse en su entrenamiento, Alana se acercó, su expresión mezcla de curiosidad y desconfianza.

—¿Dónde estuviste anoche, Seven? —preguntó, cruzando los brazos—. No te vi en la cabaña, y no es como si te convirtieras en un fantasma.

Seven sintió que su pulso se aceleraba. Sabía que no podía mentirle, pero tampoco estaba seguro de si debía compartir lo que había experimentado.

—Fui al Refugio de los Elementales —admitió finalmente, sintiéndose vulnerable ante su mirada inquisitiva—. Quería entender más sobre este lugar y mi… propósito.

Alana se detuvo, sus ojos se ensancharon ligeramente, pero su rostro no mostró sorpresa. Más bien, parecía molesta.

—No debiste haber ido solo —respondió con un tono de reproche—. Ese lugar no es un juego, Seven. Hay fuerzas en Aztlán que no entiendes, y no puedes simplemente entrar y salir como si nada.

—Lo sé, pero sentí que tenía que ir. No sé por qué, pero algo me llamó —dijo Seven, sintiendo que cada palabra que pronunciaba lo acercaba más a la verdad.

—¿Y qué descubriste? —Alana lo miró de manera penetrante, como si pudiera leer su mente.

—No estoy seguro. Solo sé que hay una profecía y que mi destino está vinculado a Aztlán. Pero no sé cómo… —Seven se detuvo, buscando las palabras correctas—. Quiero decir, no sé qué significa realmente.

Alana dio un paso atrás, su expresión se tornó más seria.

—Esa profecía no es algo que se tome a la ligera, Seven. No es solo sobre tú o yo, es sobre el futuro de Aztlán. La Reina Helena está desgastándose, y todos estamos en riesgo. Necesitamos estar preparados para lo que se avecina, y tú no puedes simplemente lanzarte al peligro sin entender el costo.

—Lo entiendo, pero siento que tengo que hacerlo. Hay algo en mí que me dice que debo descubrirlo —respondió Seven, sintiendo la urgencia en su voz.

En ese momento, Banks apareció, interrumpiendo la conversación con una sonrisa burlona.

—¿Qué es esto, una reunión secreta? Me pregunto de qué hablan los dos —dijo, con su tono sarcástico habitual—. Oye, Seven, no deberías andar solo en un lugar como ese. Nunca sabes qué tipo de criaturas podrían estar esperando una oportunidad para convertirte en su cena.

Seven rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ante el comentario de Banks.

—No fue así. Solo intentaba entender lo que está pasando —respondió.

Banks se volvió hacia Alana, su expresión se tornó más seria.

—¿Le contaste sobre la profecía? Porque si lo hiciste, podría ser un problema. No todos están preparados para aceptar su papel en esto, y Seven es nuevo.