08 | Hacienda patrón pt. 2

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¿Ahora qué carajos le respondía a un niño de 2 años?

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¿Ahora qué carajos le respondía a un niño de 2 años?

"Tu mami necesitaba de mi olor y por eso dormí con él..."

Checo observó ese par de ojos azules y brillantes, Michel se veía genuinamente curioso por su respuesta, con su pequeño ceño fruncido.

La salvación de Sergio vino en forma del tono de llamada de su celular.

Así que fue fácil tomar a Michel en brazos, acariciar su cabello suavemente (porque tampoco sería desconsiderado con el pequeño cachorro) y dejarlo al lado de su madre.

Apresurado, se levantó de la cama para dirigirse a la sala donde su teléfono seguía sonando. Al contestar, se dio cuenta que era Jo, uno de sus más confiables hombres en la hacienda.

Hablaron durante unos minutos en donde Jo le dijo de que era necesario que él se fuera a dar una vuelta por todo el cultivo y quizás aprovechar para sacar unas cuantas fotos para hacer marketing a la empresa.

A regañadientes, Checo aceptó. La llamada terminó con Jo apresurándonos para estar listo para el desayuno y para las posteriores conferencias.

Al darse la vuelta entendió que tenía que afrontar las consecuencias de sus decisiones tomadas en la madrugada. Pero lo que encontró, lo dejó sin habla. Pues era la imagen de Max jugando a las cosquillas con los 2 cachorros. Ambos pequeños estaban contra el colchón y el rubio tenía un brazo en la barriguita de cada uno, fuertes risas llenaban la habitación.

¿Y qué se supone que debía de pensar ante esto?

Dios, su la cabeza terminaría doliendo.

Regresó a ver la hora en su teléfono y recordó que solamente tenían media hora antes de bajar al desayuno. Así que se encaminó hacia las tres personas y una vez que estuvo frente a ellos, aclaró su garganta.

Y ante dos pares de ojos azules y uno color avellana, habló —Lamento interrumpirlos pero es hora del baño porque tenemos que ir a desayunar.

La sonrisa de Max decayó lentamente y Sergio se sintió culpable. Sin embargo, como todo últimamente relacionado con el rubio, decidió ignorarlo.

Tomó a su pequeña hija en brazos y caminaron hacia el baño, no sin antes decir en un tono de broma —Es nuestro turno ir primero.

Antes de cerrar la puerta, miró de reojo a los rubios que hablaban entre ellos. A veces le intrigaba la forma en la que más le hablaba Michel, pues el mayor tendía a explicarle todo y ser muy transparente con él.

—Papi, baño— Dijo Emilia, sacándolo de sus pensamientos.

Y así, repitiendo el proceso del día pasado, ambos padres trabajaron muy bien en conjunto para dejar listos a los cachorros. Para el día de hoy, y por casualidades del destino, habían decidido vestir a ambos cachorros con sencillos conjuntos grises de algodón.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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