06 | Road trip

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Max se acercó con cautela a la pequeña cama en forma de coche de fórmula uno en el cual dormía su bebé

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Max se acercó con cautela a la pequeña cama en forma de coche de fórmula uno en el cual dormía su bebé.

Eran las 6 de la mañana en pleno sábado pero tenían un importante fin de semana por delante.

Visitarían la hacienda Patrón, ubicada en Atotonilco, que según lo que Max había entendido estaba aproximadamente a 2 horas de camino.

Sergio le había ofrecido la oportunidad de llevar a su cachorro con él. Pues Max no confiaba todavía en una niñera y Charles no era opción porque toda la familia Sainz-Leclerc había salido de viaje a Mónaco.

Entonces Max le preguntó amablemente si podía llevar a Michel con él. Le prometió que su hijo era un niño muy bien portado y que trataría de que interfiriera con sus actividades.

Sergio aceptó a regañadientes.

Sin embargo, Max quedó genuinamente asombrado cuando al día siguiente, Checo le dijo que ambos compartirían coche para llegar a la hacienda.

Max suspiró porque no se podía creer que un mes había pasado ya desde que su vida cambió de la noche a la mañana.

Ahora se encontraban con su hijo en su propio apartamento al cual se habían mudado hace apenas una semana.

Trabajar con Sergio había sido difícil, por decir lo menos. Cada día era una montaña de tareas y responsabilidades diferentes.

Pero no lo escucharían quejarse en absoluto. No cuando podía darle esta nueva vida a Michel.

Su camita de color azul, con todo y diseño del equipo redbull, fue regalo de Marilú. Max por supuesto que se negó a recibir tan costos regalo, pero al final los encantos de la omega mexicana y su dulce olor a arroz con leche pudieron con él.

Antes de llegar le dio "reproducir" a un video que tenía vuelto loco a cierto pequeño neerlandés desde hace unas semanas.

Se acercó hasta el bulto de mantas que representaba su cachorro y comenzó a destaparlo. Su hermosa carita dormida era una vista por la que agradecía todos los días.

Sus pestañas igual de brillantes que las suyas, sus cabellos que confundían a las personas sobre si era rubios o castaños, y sus hermosas mejillas regordetas.

Max llevó su mano directo a acariciar el suave cabello para despertarlo. "Bartolito era un gallo que vivía muy feliz..." comenzó cantando en su decente español.

Sonrió enternecido cuando Michel comenzó a parpadear y abrir sus bracitos para estirarse cuál minino. 

Max entonces siguió cantando "Cuando el sol aparecía, Bartolito cantaba así..."

—¡Muu!— gritó emocionado Michel al reconocer la canción.

Max se acercó a su cachorro para darle muchos besos tronados en sus mejillas, luego se separó un poco y siguió con la letra "No, Michelito, eso es una vaca"

A lovely place to belong | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora