Capitulo 10

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Mi mirada se centró solo el gran bulto que estaba en el sillón. No me tomó por sorpresa ya que sabía a la perfección que se trataba de Ovidio, en cambio, lo que sí llamó mi atención es que estuviese tapado de pies a cabeza.

Vivimos en mero desierto, estamos en época de verano y además las temperaturas se sofocaban a la noche, dudaba que de verdad se tratara de que Ovidio tuviera calor.

Me acerqué a pasos desinteresados sin importar el ruido que hacían mis chanclas, meramente no me importaba despertarlo, al fin y al cabo era mi casa y podía hacer el ruido que me viniera en gana.

Cuando por fin pude verlo por completo noté que estaba un poquito alterado, a pesar de que estaba casi por completo tapado a excepción de su cara parecía tener mucho frío, se notaba que estaba dormido, a través de sus párpados podía ver como sus pupilas se movían de un lado a otro y su cuerpo temblaba ligeramente.

Ovidio me pedía casi rogando de rodillas que lo cubriera con algo porque tenía demasiado frío aquella vez que le pegaron varios tiros. Habían pasado apenas pocos días desde eso, así que lo más probable era que estuviera todavía con algunas secuelas después de eso.

No se me hace raro, él había dicho que se encontraba bien, pero conociendo lo orgulloso que era podía asegurar que estaba mintiendo.

Extendí mi mano para tocar ligeramente su frente buscando una respuesta en su temperatura corporal , respuesta que se hizo presente rápidamente cuando sentí que estaba ardiendo.

En definitiva estoy apunto de quitarle el puesto de doctora a Alondra.

Si no lo ayudaba me sentiría mal por no ser una buena persona, pero si lo hacía entonces me sentiría de la misma manera por haberlo ayudado.

—Oye Ovidio— hable por lo bajo moviéndolo de un lado a otro buscando despertarlo.

No pasó nada, ni se movió.

—Ovidio— subí un poco el volumen.

Suspire pesadamente cuando no hubo una reacción diferente.

—¡Ovidio!— ahora grité pesadamente cerca de su oído y lo movi de un lado a otro ahora con más intensidad.

Pasaron segundos, fueron pocos pero se sintieron eternos, sería la ultima vez que lo intentaría y si no se despierta entonces me tendré que ir a dormir.

Si mañana amanece muerto entonces no sentiré culpa porque intenté ayudarlo pero no funcionó.

Extendí de nuevo mi mano pero sus grandes ojos se abrieron explosivamente, su respiración se intensificó y se sentó de manera rápida alejándose de mí.

Repetí su última acción marcando una ligera distancia.

Estaba exaltado, intentó recuperar su respiración.

—¿Te sientes bien? Si quieres le llamo a Julia para que te ayude—. Preocupada lo miré.

Sé que él no me iba a decir a mí que era lo que pasaba, su orgullo no lo dejaría y menos se volvería a mostrar inferior frente a mí.

—No, me siento bien, ¿Qué haces aquí?— sus ojos me perforaban por completo, estaba todavía exaltado, como si lo estuvieran persiguiendo.

—Pues es mi casa— respondí con ironía intentando aligerar el ambiente.

No logro entender su estado de ánimo, estaba nervioso y lo podía notar en su mirada y en su respiración.

—¿Seguro que te sientes bien?— indage de nuevo, estaba segura de que no me estaba diciendo la verdad.

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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¡Tal vez sí o tal vez no! |Ovidio Guzmán| En proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora