El Zapo

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Daleska

Nunca pensé que Angui se enteraría de lo que pasaba entre su padre y yo tan pronto. Me siento tan mal, que quisiera recoger mis cosas y jamás mirar atrás. Siento que los minutos cerca de Axel me atraen cada vez más a él. Como una droga como si dependiera de él.

Me levanto con el fuerte dolor en la cabeza, siento que la luz refleja en mi cara. Claudia está en la habitación abriendo las cortinas y en la mesa junto a mí se encuentra la bandeja con mi desayuno.

—Buenos días señorita como se siente.

—Bien Claudia gracias.— siento como que Claudia finge que le caigo bien para no perder su trabajo.

—Claudia si no te agradó no tienes que fingir.

—Para nada señora si usted es un amor como voy a fingir. El señor Axel y usted hace una linda pareja, no lo abandone nunca ha sufrido mucho.

—Gracia por las palabras Claudia pero quisiera desayunar sola.

—Por supuesto señora con su permiso.—asiente y se retira de mi habitación

Mi estómago solo piensa en que degustar primero si los pankekes, si los panecillos, si las tostadas.

Termino desayunar organizo un poco la habitación y me voy  de camino al baño para darme una ducha. De esas para refrescar la mente con agua fría. Tengo muchos puntos que aclarar con Axel.

Me arreglo rápido para hablar con mi amo me maquillo sencilla pero sexy me pongo un vestido hasta los muslos, unas sandalias altas, cabello suelto y regreso el collar que mi amo me había dado hacia mi cuello.

Bajo las escaleras encontrándome con Claudia.

—El señor está en su oficina.

—No señorita como pensó que usted dormiría hasta más tarde adelanto la reunión de la tarde para ahora.

Claudia regresa a su oficio y yo voy en busca del patio. Y capto la atención de todos los presentes en especial la de mi amo.

—Buenos días que belleza de mujer tu debes ser Daleska no?—Me ofrece la mano para saludar.

—Si la misma y usted es?—Le doy la mano y los ojos de Axel solo se concentran en mí y en el hombre que me sostiene la mano.

—Theodore un placer.

Axel me interrumpe agarrando la mano que Theodore ya sujetaba.

—¿Qué haces aquí mi bella dama?—Me agarra el las manos.

— vine a buscarte necesito hablar contigo

— no puede ser ahora Daleska podemos hablarlo  después.

—no hay problema.

Salgo de aquel inmenso patio adentrándome a la casa, sintiéndome sola y aburrida ya no tenía a Angui.

Axel

No quiero involucrar a Daleska en los asuntos de la mafia pero cada vez se pone mas curiosa. Temo por que encuentre mi sótano. O descubra los secretos de mi casa.

—Axel te quedaste cautivado como todos los presentes por tu bella dama. Pero tenemos que continuar.

Es imposible sacarme de la cabeza la belleza de esa mujer, su rostro angelical y su ese cuerpo de diabla. La hace prohibida y exquisita.

—Bueno como vamos desplazar la mercancía. Tenemos que tenerla en Rusia en una semana, el comprador ya la necesita.

Theodore me interrumpe acercándose a mi

Entre las llamas de su infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora