Capítulo 8

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En la entrada principal de la mansión se encontraba un pequeño mapache esperando ansiosamente a su dueña, mirando a su alrededor con la ilusión de encontrar a la niña de cabello rubio. En el momento en el que estaba a punto de desistir de esperarla, escuchó el sonido de su voz cerca de él, y al verla no tuvo ninguna duda en lanzarse a sus brazos, tomándola por sorpresa.


"Hola, Clint, gracias por esperar por mi regreso". —Comentó con alegría Candy, llevando a Clint en sus brazos mientras abría el portón de la mansión. Empezó a adentrarse más al territorio de los Leagan, siendo observada por Elisa desde una ventana.


Elisa, enfadada por su regreso temprano, corrió rápidamente a quejarse con Neil, quien, sorprendido, salió rápidamente del estudio hacia el balcón con Elisa para verificar lo que había dicho su hermana.Al notarla, no pudo evitar exclamar, — "Creí que regresaría a medianoche, opino que es lo más conveniente para que Beatrice no se quejara con papá".— Elisa bufó, sin embargo, era consciente de que su hermano estaba en lo correcto.


Mientras tanto Candy observó su desconcierto al pasar junto a ellos, no dudó en reírse.— "En realidad, cruce el lago nadando, es muy fácil".— Mencionó en voz alta para ser escuchada por los dos hermanos, retomando su caminar hasta adentrarse en la mansión.


Mientras caminaba por los pasillos, nuestra pequeña rubia pudo percibir el sonido de voces que provenían de una puerta cerrada, donde las mucamas estaban teniendo una conversación. Decidió inclinarse para escuchar con curiosidad presente. —"¿Marie, quién vendrá?"— Fue lo que se oyó desde detrás de la puerta, atrayendo por completo la atención de la chica pecosa.—"El presidente de los Ardley vivirá en las cercanías", se pudo escuchar la sorpresa en las voces de las personas presentes. — "Pienso que se trata de la tía abuela, la gente dice que es muy exigente y todos en la familia le organizaron una celebración esta noche". — Candy no pudo contener su asombro por ello decidimos ir a la ciudad, Elisa y Beatrice compraron vestidos.


No pudo evitar imaginarse bailando con el príncipe de la colina, pero todo se vio interrumpido por la voz de Elisa diciéndole que no es asunto de ella. — "Es verdad, no es asunto mío". — Empezando a caminar alejándose donde estaban las mucamas e irse a su habitación.

[...]

Elisa sostenía un bonito vestido en sus manos, y miraba fijamente su reflejo en el espejo. "Oh, mírate," Decía con entusiasmo. Este vestido es ideal para la fiesta de los Ardley. Todos van a pensar que soy la más hermosa allí" Beatrice estaba sentada en la cama, escuchando las palabras de Elisa con un gesto de irritación.


«Elisa parece una idiota sonriendose de esa forma en el espejo.»


"Te ves muy bonita con ese vestido," Dijo Beatrice, en un tono suave. "Lo sé, ¿No te parece precioso?" Respondió Elisa, con un brillo en sus ojos. Aunque el vestido sea lindo no creo que combine mucho con el tono de piel de Elisa, la hace ver más amarilla de lo que es, pero no es mi problema. "Ciertamente es bonito," admitió Beatrice, pero su tono siguió siendo frío. "Sin embargo, espero que no te olvides de comportarte adecuadamente. No queremos que arruines nuestra reputación en la fiesta, después de todo."

La pequeña Leagan | Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora