"Como fuego y hielo, un amor tóxico consume y enfría, dejando cenizas donde una vez hubo pasión."†
Mientras Charlie y Eva se acomodaban en la habitación, él no podía evitar sentirse emocionado por la cercanía. Con una sonrisa, se volvió hacia ella mientras preparaba el café.
—Aún te gusta el café, ¿verdad? —preguntó con un brillo travieso en los ojos—. No me gustaría que llegara un momento en que prefieras un té aburrido.
Eva rió, disfrutando de la ligereza de la conversación. —No, el café sigue siendo mi favorito. Siempre tiene ese toque especial.
—Exactamente. —Charlie se acercó un poco más, entregándole una taza—. Como tú, siempre aportando un poco más de sabor a cualquier situación.
Eva se sonrojó. —Eso es un cumplido encantador.
—Solo la verdad. —Él la miró fijamente—. Nunca he conocido a alguien que haga que un simple café parezca un evento de gala.
—Es solo café. —Ella se rió.
Eva se levanto al ver que faltaba el azúcar pero no se dio cuenta de que Charlie estaba justo detrás de ella, inclinándose para tomar el agua lista para servir. Al extender la mano, accidentalmente rozó su brazo, y ambos se detuvieron un instante.
Charlie, consciente de la cercanía, se mordió el labio inferior sintiendo cómo la tensión se volvía palpable entre ellos. La habitación parecía desvanecerse a su alrededor y todo lo que importaba era esa conexión.
—Eva... —susurró él, su voz más suave, cargada de un nuevo significado.
Ambos se acercaron un poco más, como si el mundo exterior hubiera desaparecido. La chispa que había estado latente entre ellos se intensificó, y la atracción que habían sentido en el pasado volvió a renacer con fuerza. En ese instante, el deseo de un beso se volvió casi irresistible.
Justo cuando la tensión entre ellos alcanzaba su punto máximo, Eva dio un paso atrás, rompiendo el hechizo del momento. Se pasó una mano por el cabello, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.
—Espera, esto es... —dijo, nerviosa—. No quiero malinterpretar las cosas.
Dejó el azúcar sobre la mesa, olvidando momentáneamente su intención de endulzar el café. Charlie la observó, consciente de que la atmósfera había cambiado.
—Tienes razón, quizás me dejé llevar.—Él intentó mantener la calma, pero no pudo evitar que su frustración asomara.
Eva forzó una sonrisa, tratando de ocultar su confusión. —Gracias por todo, Charlie. Ha sido agradable recordar.
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𝐏𝐋𝐄𝐀𝐒𝐔𝐑𝐄|𝐅𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐢𝐞 𝐌𝐚𝐲𝐡𝐞𝐰
RomanceEva Lambert, ahora detective había dejado atrás a Charlie Mayhew, su amor intenso y tóxico. Pero al llegar a una comunidad azotada por crímenes, se lo encontró de nuevo. Su mirada sombría revivió recuerdos de pasión y dolor, complicando su investiga...