Eva Lambert, ahora detective había dejado atrás a Charlie Mayhew, su amor intenso y tóxico. Pero al llegar a una comunidad azotada por crímenes, se lo encontró de nuevo. Su mirada sombría revivió recuerdos de pasión y dolor, complicando su investiga...
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"En el amor platónico, los corazones se encuentran en la intimidad de los pensamientos y los sentimientos."
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Al día siguiente, Eva se despertó con una mezcla de determinación y nerviosismo. Sabía que debía hablar con el padre Charlie, y el convento era el lugar indicado. Aun se sentía nerviosa por lo que ocurrió ayer pero ahora debía apartar esos sentimientos y encontrar a Charlie.
Cuando llegó al convento, fue recibida por la hermana Rebecca, una mujer de mirada amable y sonrisa cálida.
—Buenos días, señorita Lambert ¿Qué la trae por aquí? —preguntó la hermana, con voz suave.
—Necesito ver al padre Charlie —respondió Eva.
—Por supuesto. Acompáñeme, la guiaré a su habitación —dijo la hermana Rebecca, comenzando a caminar por el pasillo del convento decorado con imágenes religiosas y plantas que añadían vida al ambiente.
Mientras caminaban, Eva sintió cómo la calma del lugar contrastaba con su nerviosismo. La hermana Rebecca la condujo hasta una puerta al final del pasillo y tocó suavemente antes de entrar.
—Padre Charlie, tiene una visita —anunció la hermana, abriendo la puerta.
Dentro, el padre Charlie estaba sentado en un pequeño escritorio con una Biblia abierta frente a él. Al levantar la vista, su expresión cambió de sorpresa a una suave sonrisa.
—Eva, qué alegría verte —dijo, cerrando el libro y levantándose. Su voz tenía un tono que la hacía sentir a la vez segura y vulnerable.
—Necesito tu ayuda —respondió ella, sintiendo la urgencia de su mensaje—. He encontrado algo... algo que creo que podría estar relacionado con lo que está sucediendo.
Charlie asintió, invitándola a sentarse. La hermana Rebecca se despidió, dejándolos solos en la habitación, un refugio lleno de luz y una atmósfera cargada de recuerdos. Eva se sintió lista para compartir lo que había descubierto, pero al mismo tiempo, la tensión entre ellos era palpable
—He encontrado unas anotaciones del detective Koch —comenzó Eva, pero su voz titubeó. Recordó la intensidad del momento que habían compartido el día anterior. Esa chispa seguía presente, y el nerviosismo aumentaba.
—¿Eva? —dijo Charlie, su mirada fija en ella mientras tomaba su mano—. ¿Estás bien?
—Sí, solo... —Ella respiró hondo, luchando contra la vulnerabilidad que sentía—. Es que creo que este mensaje está conectado con lo que ha estado sucediendo en el pueblo. Siento que necesitamos averiguarlo juntos.
—Cuéntame más sobre lo que ocurrió —dijo, y su voz sonó casi como un susurro, un recordatorio de la complicidad que habían compartido.
— Ayer en el templo se encontraron 12 personas en situación de calles asesinadas pero estaban representando la ultima cena. Fue algo...horrible— Eva respiro hondo mientras cerraba los ojos.El solo recordar esa imagen la hacia querer llorar. — Mientras nosotros estábamos en el convento, un equipo ingreso a la propiedad de Sullivan Firkus, lo encontraron muerto y con el a una señora la cual repetía cosas sin sentidos. Se que lo que decía tenia un simbolismo. —Eva le entrego a Charlie las notas del detective Koch.
