"Aunque su amor se consume en llamas, cada chispa les recuerda que son más adictas al dolor que al alivio de la libertad."†
Eva estaba en el umbral de la puerta del departamento de James, la mañana comenzando a despuntar fuera de la ventana
—Bueno, ya me voy. —Eva dijo mientras recogía su abrigo y se lo echaba sobre los hombros. Estaba cansada, y no solo por la mañana que había comenzado temprano. Había estado trabajando con los informes de casos anteriores sin lograr encontrar ninguna conexión entre ellos.
James estaba recostado en su silla, mirando algo en su teléfono, pero al oírla, levantó la vista y le sonrió con esa expresión despreocupada y un poco burlona que siempre tenía.
—¿Te vas tan temprano? —dijo, estirando los brazos hacia atrás, como si se estuviera preparando para una larga jornada de descanso—. ¿Seguro que no te quedas a desentrañar todos esos misterios que te tienen tan intrigada?
Eva dejó escapar un suspiro, un poco cansada pero agradecida por la preocupación que James intentaba disfrazar con sarcasmo. Aunque a veces sus bromas la irritaban, él siempre había sido una especie de hermano mayor para ella.
—No puedo más, James. Estos informes... no sé, siento que no hay nada que los conecte. Como si todo estuviera diseñado para que no los entendiera.
James la observó con una mirada más seria, dejando de lado su actitud relajada por un momento.
—Ya sabes que si te quedas demasiado tiempo con eso, tu cabeza va a explotar. —Le dijo mientras se sentaba más erguido en su silla—. Mejor ve, respira aire fresco, despeja la mente. Tienes que tomártelo con calma o vas a terminar persiguiendo fantasmas.
Eva sonrió, aunque no con demasiada energía. Siempre le molestaba que James tuviera razón, especialmente cuando se trataba de su tendencia a quedarse atrapada en los detalles.
—Lo sé, lo sé. —Se detuvo en la puerta por un momento, mirándolo. —Solo que tengo esta sensación, como si estuviera a punto de encontrar algo, pero no sé qué.
Pero antes de irse, su teléfono vibró en su bolso. Eva lo sacó y vio el mensaje. Era de Charlie.
"Eva, ven al convento. Te espero. No es una pregunta."
Frunció el ceño al leer las palabras. El mensaje de Charlie no solía ser tan directo, y mucho menos tan urgente.
James la observó mientras metía el teléfono en el bolso, con una ceja levantada.
—¿Charlie? —preguntó con un tono casual, aunque el brillo de curiosidad en sus ojos no podía ocultar que se estaba preguntando qué significaba todo eso.
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𝐏𝐋𝐄𝐀𝐒𝐔𝐑𝐄|𝐅𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐢𝐞 𝐌𝐚𝐲𝐡𝐞𝐰
RomansEva Lambert, ahora detective había dejado atrás a Charlie Mayhew, su amor intenso y tóxico. Pero al llegar a una comunidad azotada por crímenes, se lo encontró de nuevo. Su mirada sombría revivió recuerdos de pasión y dolor, complicando su investiga...