8.𝐃𝐚𝐧𝐜𝐢𝐧𝐠 𝐢𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐅𝐢𝐫𝐞

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"El amor es una danza entre dos almas, un ritmo que resuena en el corazón y une los latidos en una melodía única

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"El amor es una danza entre dos almas, un ritmo que resuena en el corazón y une los latidos en una melodía única."



Eva se alejó del convento, su mente todavía agitada por el encuentro con Charlie. Una vez en su auto, se dejó caer en el asiento, sintiendo que el peso de las decisiones la abrumaba.

Mientras el motor rugía suavemente, su mente se llenó de recuerdos del momento que acababa de vivir. La forma en que él la había mirado,la forma en el que la había tocado. La conexión palpable entre ellos, la cercanía que había compartido... todo resonaba en su interior. Su corazón latía con fuerza al recordar la intensidad de su mirada y cómo su toque había encendido algo en ella.

¿Qué esta pasándome? ¿Sería tan malo explorar lo que había entre nosotros?

Eva condujo por las calles, su mente un torbellino de recuerdos y emociones mientras se dirigía hacia su departamento. Cada semáforo en rojo le daba un instante más para reflexionar sobre lo que había pasado con Charlie.

Se sentía abrumada. La cercanía con él, la intensidad de su mirada, el roce de su mano en su cadera... todo la hacía sentir viva, pero también ansiosa.

Recordó la primera vez que se conocieron en aquella fiesta, cuando él le había invitado a tomar unos tragos y empezaron a bailar. La química entre ellos había sido instantánea, pero ahora todo se complicaba.

Con cada kilómetro, la confusión aumentaba. ¿Debería abrirse a sus sentimientos? ¿Y si eso arruinaba su relación profesional? No lograba llegar a ninguna conclusión, y eso solo le generaba más ansiedad. La presión se acumulaba en su pecho.

Finalmente, al aparcar y apagar el motor, se quedó sentada en el auto, respirando hondo. Charlie era como una droga que nunca podría sacarse de su sistema, una adicción que la llenaba de energía y confusión a la vez. Con una sonrisa melancólica, supo que no podía simplemente olvidarlo. Esa conexión era demasiado fuerte, y, aunque no sabía cómo manejarlo, la idea de perderlo era impensable.

Eva ingreso al edificio, notó que la puerta del departamento de James, su mejor amigo, estaba cerrada. A menudo, él estaba dispuesto a charlar, especialmente después de un día complicado, pero hoy no tenía ánimos de hablar con nadie. La confusión y la ansiedad que la invadían eran demasiado abrumadoras.

Entró a su departamento, dejando caer la cartera y los tacones al suelo con un suspiro de agotamiento. Se quitó la chaqueta y, sin pensarlo dos veces, se dirigió a su habitación. Se dejó caer en la cama, sintiendo cómo la suavidad del colchón la envolvía.

Solo quería un momento de paz, aunque fuera fugaz.


Un breve escape de la tormenta de sentimientos que la acechaba


𝐏𝐋𝐄𝐀𝐒𝐔𝐑𝐄|𝐅𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐢𝐞 𝐌𝐚𝐲𝐡𝐞𝐰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora