Eva Lambert, ahora detective había dejado atrás a Charlie Mayhew, su amor intenso y tóxico. Pero al llegar a una comunidad azotada por crímenes, se lo encontró de nuevo. Su mirada sombría revivió recuerdos de pasión y dolor, complicando su investiga...
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"En el jardín del corazón, el amor es la flor que brota con ternura pero la obsesión es la maleza que ahoga su belleza."
Eva se sentó frente a su escritorio, concentrada en redactar el informe para la detective Lois. Mientras sus pensamientos fluían sobre el "Requiem" de Mozart y su relación con Romanos 6, su mente seguía volviendo a Charlie. Había pasado tanto tiempo desde que se separaron, y aunque la relación había sido complicada, sentía que él había cambiado.
"Tal vez esta vez sería diferente"
Mientras escribía, su teléfono vibró sobre el escritorio, interrumpiendo su flujo de pensamientos. Con un poco de nerviosismo, miró la pantalla y vio que era un mensaje de Charlie.
"¡Hola, Eva! Conseguí tu número gracias a la hermana Megan, quien se lo pidió a Lois. Espero que estés bien ;)"
Una oleada de emociones la invadió. "Siempre sabe cómo entrar en mi mente," pensó, sintiendo el corazón latir más rápido. Sin pensarlo mucho, decidió responder.
"Hola, Charlie. Estoy bien, gracias. ¿Y tú?"
Poco después, recibió otro mensaje:
"Estoy bien ¿Te gustaría reunirte en el convento? Solo para ponernos al día. Me encantaría saber cómo has estado."
La idea de encontrarse en el convento la llenó de nerviosismo y curiosidad. Recordaba lo tranquilo que solía ser ese lugar y lo mucho que habían disfrutado de su compañía. "Solo para ponernos al día," pensó, sintiendo que había algo ligero y amable en su propuesta.
Decidió responder con un tono más abierto.
"Me parece una gran idea. Mañana por la mañana podría funcionar. Me encantaría saber de ti y cómo te ha ido."
A pesar de tener a James, su compañero y gran amigo, quien siempre había estado a su lado, no podía evitar sentirse aliviada al pensar que también había espacio en su vida para reconectar con Charlie.
—Es bueno saber que puedo tener a alguien más con quien hablar.
La mañana siguiente, Eva llegó a la oficina con el informe terminado en la mano, lista para entregárselo a la detective Lois. Había pasado horas revisando cada detalle, asegurándose de que su análisis sobre el "Requiem" y el Romanos 6 fuera claro y conciso.
—Aquí está, Lois —dijo, colocando el informe sobre la mesa.
Lois levantó la vista, pero su expresión era fría. —Excelente trabajo, Eva. Me alegra ver que has estado tan enfocada.—respondió con un tono cortante, mientras tomaba un sorbo de vodka de un vaso que había escondido.
