Kasia—Kasia...
—Kasia...
La voz resonó en la espesura del bosque, un susurro siniestro que perforó la quietud de la noche. Mi nombre se repetía, como un mantra macabro, anunciando una persecución sin fin.
—Kasia..
Cada sílaba era un latigazo en mi corazón. Mis pies descalzos volaban sobre la tierra húmeda, dejando un rastro de sangre mezclado con las espinas y las piedras que laceraban mi piel.
—Kasia...
La voz se acercaba, cada vez más nítida, cada vez más aterradora. Podía sentir su aliento en mi nuca, el frío de su navaja acariciando mi cuello. El terror me paralizaba, ahogaba mis gritos, convertía mi cuerpo en una marioneta descontrolada.
—Corre, Kasia.
La orden resonó en mi mente, una voz que no era mía pero que me impulsaba a seguir adelante. Mis pulmones ardían, mis piernas temblaban, pero no podía detenerme. La oscuridad del bosque me envolvía, ocultando las amenazas que acechaban en cada sombra.
—Uno, dos, tres... ¿sabes lo que va a pasar si te encuentro, mocosa?
La voz era como un trueno, cargada de una ira sádica que me helaba la sangre. Mi mente se llenó de imágenes terribles, de dolor y sufrimiento inimaginables.
Mi corazón enloqueció, no paraba, sentía como si estuviera a punto de estallar.
El pánico me consumía, ahogando cualquier rastro de racionalidad. Mis manos temblaban incontrolablemente, mis brazos sangraban por las caídas y los arañazos, mis piernas se negaban a responder.
Mis pies descalzos ardían por las cortadas que me había hecho con las ramas y piedras al correr.
Cada paso era una tortura, cada roce con la maleza una nueva herida. La sangre brotaba de mis pies, empapando la tierra y dejando un rastro que mis perseguidores podían seguir.
Mis brazos sangraban y ardían, mis piernas se sentían débiles y mi respiración no se tranquilizaba.
El agotamiento me invadía, amenazando con derribarme al suelo.
—Bien, mocosa, tú lo elegiste...
La voz sonó a mi lado, acompañada de una risa. Una mano áspera me tomó del brazo, arrastrándome hacia la oscuridad. Me acurruque en un árbol, intentando hacerme invisible, pero la luz de la luna me delató.
—Bu...
Un sollozo escapó de mis labios, ahogado por la mano que tapó mi boca. Las lágrimas brotaban de mis ojos, mezclándose con la tierra y la sangre que manchaban mi rostro.
Me atrajo hacia su pecho.
La navaja fría presionó contra mi piel, un pinchazo agudo que me robó el aliento. Un grito ahogado brotó de mi garganta, mezclado con el dolor y la desesperación. Forcejeó con él, pero estoy débil y él es mucho más grande que yo.
La lucha era inútil. Mi cuerpo, debilitado por el terror y el agotamiento, no era rival para la fuerza bruta de mi captor. Me tiró al suelo, un golpe seco contra la tierra que me dejó sin aliento.
Veo otra figura aparecer. Un nuevo captor, un nuevo tormento, sonríe cuando me ve.
La sonrisa sádica en su rostro me llenó de un terror indescriptible. Sabía lo que me esperaba, lo que habían planeado para mí.
No dicen nada... no digo nada.
Solo silencio, una quietud opresiva que intensificaba el horror de la situación. Sus miradas me taladraban, llenándome de una profunda humillación y desamparo.
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De Secreto y Sangre
De Todo¿Alguna vez has sentido que tu vida no es tan normal como parece? Kasia siempre lo supo. A pesar de la insistencia de sus padres en que todo estaba bien, ella no podía evitar sentir que algo faltaba, que había un secreto oculto bajo la superficie de...