➷ | Capítulo 13: Lo Normal | ➹

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Kasia

—¡Muévanse, nenitas! ¡Esto no es un recreo! —vocifera el general Enzo, su voz resonando con la autoridad de un trueno.

Llevamos casi una hora corriendo sin tregua por el abrasador campo de entrenamiento. El sudor cubre cada centímetro de mi piel, haciéndome sentir pegajosa e incómoda. El calor es sofocante, opresivo, y cada respiración se convierte en un suplicio. Aunque una lona blanca y translúcida, sostenida por columnas en los extremos del patio, nos protege del sol directo, el calor sigue siendo inhumano, implacable.

De repente, una de mis compañeras, Charlotte Baker, se desploma, jadeando con desesperación.

—¡Baker, levántate de inmediato o te mandaré a ejecutar! —grita el general, su voz cortante como una navaja.

—Estoy... estoy cansada. Por favor... —Charlotte apenas puede pronunciar las palabras.

Antes de que alguien pueda reaccionar, un disparo rompe el aire. La bala atraviesa la frente de Baker, quedando inerte en el suelo. La sangre brota en una cascada carmesí, inundando el piso.

Un nudo helado se forma en mi estómago y mi corazón parece detenerse. ¿Este... este es mi mundo ahora?

—¿La mató? —mi voz apenas se reconoce, llena de incredulidad y horror.

Una risa sarcástica resuena a mi lado.

—A menos que estemos en universos paralelos, diría que sí —es Ben Collins, un chico de diecisiete años, veterano en este clan. Sus palabras son una mezcla de ironía y resignación.

El ambiente se llena de murmullos nerviosos y susurros temblorosos.

—No sé qué estupideces piensan cuando les decimos que somos cazadores, o si tienen los malditos oídos tapados —dice el general con desprecio, mirando el cuerpo sin vida de Charlotte y luego a nosotros—. Aquí se cumplen las reglas. Si las violan, este será su destino. No quiero escuchar una sola queja más o acabarán igual o peor que ella —advierte con una frialdad escalofriante.

—¡Madre mía! —alcanzo a escuchar un susurro cercano.

—¡Ahora, muévanse! ¡A entrenar! —es su último mandato antes de girarse y marcharse.

—Esto está mal —murmuro, incapaz de aceptar la brutalidad de lo que acabo de presenciar.

—No, esto es lo normal aquí —responde Ben, aunque no le hablé a él. Su presencia se me había pasado desapercibida hasta que habló nuevamente.

—Es una locura —le digo, esta vez mirándolo directamente a los ojos.

—Una locura entretenida —responde con una sonrisa torcida, sus colmillos asomando. «Qué sexy», pienso, sin querer admitirlo.

Frunzo el ceño, mi mente aún en shock.

—¿Entretenido? Esto no tiene nada de entretenido —replico, sintiendo una mezcla de ira y confusión.

—Cuando pasas años aquí, te acostumbras. Créeme —dice, su mirada perdida en los demás que siguen entrenando, reflejando una mezcla de nostalgia y tristeza—. Vamos, si no nos matarán a nosotros también —añade, su ánimo cambiando súbitamente. Corre con una sonrisa, sin esperar a que lo siga.

Mis ojos se desvían hacia el cuerpo de Charlotte Baker. Dos centinelas se encargan de llevarse su cuerpo, mientras otros dos limpian la sangre derramada. Un escalofrío recorre mi nuca y alzo la vista para encontrarme con Rowan, observándome intensamente desde una de las ventanas del segundo piso.

De Secreto y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora