➷ | Capítulo 15: La Marca de la Traición | ➹

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Kasia

"Si alguna vez te encuentras rodeada y el peligro es inminente," solía decirme mi padre con su voz grave y serena, "no te paralices. Evalúa tu entorno rápidamente. Busca una salida o una ventaja. Usa lo que tengas a mano y nunca olvides: actúa con decisión. Tu vida y la de otros pueden depender de ello." Con los cristales aún cayendo como lluvia afilada y los enmascarados avanzando, sus palabras resonaron en mi mente.

El caos nos envolvía, y la adrenalina me mantenía alerta. Sin pensarlo, apreté la mano de Maisie y corrí a esconderme detrás de unas grandes cajas de madera que usábamos para los entrenamientos, el primer lugar seguro que vi. A nuestro alrededor, el caos se desataba; gritos y pasos resonaban mientras otros intentaban esconderse o alcanzar la puerta.

La puerta se abrió de golpe y, antes de que los centinelas pudieran reaccionar, fueron atacados. Dos flechas atravesaron el corazón y la frente de uno, mientras que el otro cayó con dos balas en la cabeza. Todo ocurrió en menos de un minuto.

Antes de que pudiéramos reaccionar, dos enmascarados se adelantaron y cerraron las puertas. Maisie temblaba a mi lado. La miré y le hice un gesto de silencio con mi dedo sobre mis labios.

—Salgan de su escondite —ordenó una voz fuerte y severa, que identifiqué como la de un hombre.

Nadie obedeció. El silencio que siguió fue una mezcla de terror y tensión palpable. Un disparo nos hizo sobresaltarnos a Maisie y a mí.

—¡Ahora! —volvió a ordenar. Esta vez, algunos obedecieron, pero otros, incluida yo, permanecimos ocultos. El hombre, enfurecido, disparó sin previo aviso, y una bala alcanzó a un chico entre ceja y ceja. Este cayó, dejando a Carter e Ivy expuestos, ya que estaban escondidos detrás del ring.

El pánico se apoderó de todos. Sabía que tenía que actuar. Antes de moverme, me quité el chaleco antibalas que me había dado la doctora y se lo puse a Maisie.

—No, no, ¿qué haces? —preguntó ella, su voz llena de pánico.

—Tú eres la más indefensa de las dos, Maisie. Es mejor que lo tengas tú —le respondí, ajustando el chaleco en su cuerpo.

Ella negó con la cabeza, intentando quitárselo.

—No, te lo dieron a ti, no a mí. Tú tienes que quedártelo.

—Solo póntelo, ¿sí? —le dije, tratando de esbozar una sonrisa tranquilizadora.

Ella suspiró, sus ojos llenos de confusión y miedo.

—¿Por qué haces esto? —preguntó cuando cerré el chaleco.

—¿Esto qué? ¿Darte mi chaleco?

—No, Kas, cuidarme. —Me miró con sus profundos ojos azules llenos de lágrimas—. Yo no merezco la pena.

Negué con la cabeza.

—¿Por qué dices eso? —le pregunté, viendo cómo todos empezaban a salir de sus escondites.

—¿No me ves? ¿Lo débil que soy?

—Maisie...

—No, Kas. Lo único que voy a hacer es darte problemas. Carter e Ivy tenían razón, solo soy una chica débil.

Negué de nuevo y estaba a punto de responder cuando unos pasos nos hicieron mirar al frente. Una chica y un chico se acercaron a nosotras. Ella agarró a Maisie del brazo y él a mí, llevándonos junto con los demás.

Cuando todos estábamos acorralados en un rincón, los enmascarados nos rodearon y su líder, a quien identifiqué por su autoridad, ordenó con voz fría:

De Secreto y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora