Nadie era consciente de cuánto se deseaban mutuamente. Era un secreto oculto, algo que debían mantener en la sombra, pero la intensidad de su pasión era tan grande que ambos anhelaban poseerse completamente.
Zhenya era un agente de élite, un profesi...
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«¿Debía aceptar o no?»
Ahora esa pregunta me consume por dentro. En ese momento, estuve casi decidido a decir que sí, pero no lo hice. Quizás fue cobardía, o tal vez el miedo a lo que me enfrentaría, o incluso el temor de que algún día me abandonara. No lo sé, pero la respuesta nunca llegó.
Desde entonces han pasado tres años desde que me infiltré en su organización y me pidió aquello, pero Caesar desapareció después de aquel ataque que nos sorprendió de manera inesperada. Nunca supe si esa organización lo había capturado, si había muerto, o qué había sido de él. Durante un tiempo, busqué respuestas, pero cada intento resultaba en un callejón sin salida.
—Buenos días, agente.
—Buenos días, Dante —respondí con seriedad, dirigiéndome directamente hacia la oficina de mi superior. Toqué la puerta, y un "adelante" se escuchó.
—Yevgeny —dijo el hombre, deteniendo lo que hacía para mirarme.
—Señor, ¿hay alguna novedad? —pregunté con expectativa, esperando recibir buenas noticias; y por la leve sonrisa en su rostro, deduje que así sería.
—Buenos días, Yevgeny. Observa esto —rápidamente me mostró un mapa con varios puntos marcados en Rusia y otros países—. Estas son las rutas que el Zar ha estado utilizando en los últimos años. Han sido movimientos breves y sumamente escurridizos —dijo con cierta molestia, mientras yo, en mi interior, sentía una mezcla de incredulidad y vértigo. «Está vivo», me repetí mentalmente.
—Pensé que realmente había muerto en aquel ataque —admití, molesto y confundido.
—Sí, yo también lo creí durante todo este tiempo, pero míralo. Ese desgraciado logró escapar y supo cómo mantenerse oculto. Al menos espero que esté herido o algo que alivie mi enojo.
—Claro. ¿Puedo saber de dónde obtuvieron esta información?
—Tuvimos que infiltrarnos en la organización que nos atacó ese día. Fue un proceso largo y peligroso; nuestros hackers hicieron un trabajo exhaustivo durante meses, y esto es lo que logramos obtener.
—¿Sabemos de qué organización se trata?
Negó con la cabeza.
—Eso es lo más extraño. No tiene nombre, ni antecedentes. Al principio, pensé que era alguna mafia rival, pero no hay ningún indicio de quiénes son. Sin embargo, si intentaron matarte, no deben estar de nuestro lado —tal vez lo decía porque soy agente, y en nuestro mundo existen ciertas reglas que todos respetamos.
—Podrían haber pensado que era aliado del… Zar.
—Por supuesto, quiero creer que fue así. Después de todo, tu misión era infiltrarte y actuar como uno más en su organización. Eso es lo que me molesta, Yevgeny. Estabas a punto de atraparlo cuando estos malditos irrumpieron y echaron a perder nuestros planes.
