«Preparacion - 12»

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Estabas fuera de tu casa, por suerte tus papás no estaban. Estabas esperando a Marcos que de seguro ya llegaba. Decidieron que practicarían malabares y trucos, como piruetas y demás cosas, ya que querían hacer una salida al centro para ganar algo de dinero en la calle, tu no querías el dinero, tu querias hacer dinero para Marcos.

A lo lejos viste a Marcos caminar hacia ti, llevaba una mochila y sus pelotas en manos. Al verte su sonrisa apareció.

- ¡_____!.

- ¡Hola, Marcos!.

Te acercaste a él y sin previo aviso ambos se dieron un abrazo, un gran brazo lleno de cariño. Desde aquella noche se volvieron más confiados, aunque ya pasaron cautro días desde aquella noche, pero ambos sentían como si hubiera sido ayer.

- ¿Fuiste a la escuela, chaparra?.

- Si, y logré aprobar la prueba de geometría gracias a ti y tus preguntas.

- Ja, me alegro oír eso, al final y al cabo sirvió de algo.

Se separo levemente y te sonrió de forma confortante. Tu le devolviste la sonrisa, peeo con más ternura y timidez de tu parte, ya que aún no te acostumbras a tanto cariño de alguien.

- ¿Estás lista?.

- Si.

- ¿Segura?.

- Segura.

- ¿De verdad estás segurísima?.

- Siiii.

Reiste por la broma de Marcos y le diste un leve empujón, él solo sonrió divertido. Te pusiste recta y agarraste tus pelotas.

- ¿Con qué empezaremos?.

- Ya agarraste las pelotas, asique...vamos por eso primero.

- ¡Ahí va!.

Le avisaste y empezaste a hacer malabares, le tiras una pelota, una de a una y el siguió los malabares, y luego te devolvió las pelotas, así una y otra vez, entre risas y chistes.

...

- ¿Esto es seguro?.

- Si, si, tranquila.

- Pues para mí no lo es.

- Tu confía en mí.

No te quedaste para nada, tampoco tenías la opción de hacerlo.

Estabas parada en los hombros de Marcos, temblabas un poco y el trataba de mantenerse de pie. Tenías las pelotas en tus manos, y la acrobacia era asi, tu debes de estar parada en sus hombros y empiezas a hacer tus malabares, pero solo que cada vez agregas una pelota más la cual te la pasa Marcos, mientras llegas al límite de pelotas que son 5 o 6, empiezan ambos a hacer malabares, pero es que tú debes dejar caer 3 pelotas a Marcos y el empezará a hacer malabares por su parte, y luego se empezarán a compartir las pelotas. Si, es loco, porque así mismo te lo explico Marcos.

Suspiraste con leve presión y empezaste con tus malabares.

- ¡Paso otro!.

Marcos te aviso y arrojo una pelota hacia arriba, para que la agarraras, pero era tanto al mismo tiempo que cuando viste la clava volar al frente tuyo intentaste agarrarla, haciendo que perdieras el equilibrio y cayeras al suelo, al igual que Marcos que cayó de rodillas.

Cuando caiste lograste dar una vueltita, pero te dolía la espalda baja por el gran choque de tu cuerpo contra el suelo de tierra.

- Auuuch...

Sollozaste mientras seguías tendida en el suelo, sobabas tu espalda baja con dolor. Marcos al oír tu solloros levantó la mirada y te vio, se acercó a ti de un salto y se ayudo a sentarte.

- Hey, ¿Estás bien?¿_____?.

- A-Ay, mi espalda...

- Estoy...Aaaah...Ya es la segunda vez que por mi culpa te pasa...algo malo... Perdón, perdón...

Marcos te abrazo y sobó tu espalda, susurro con un tono algo infantil para ti.

- ¿Duele mucho?.

- S-Si...

- ¿Quieres hielo? Te puedo alzar y llegarte dentro de tu casa.

- Si...por favor...

Sollozaste un poco, ahora que te dabas ma scuenta, te dolía todo, el tobillo, la muñeca, el cuello, tal vez el golpe fue más grave de los pensado.

- Espera...No, sigamos...

- ¿Qué?. No, estás lastimada, no podemos seguir.

- Yo estoy bien, fue un pequeño golpe.

- Pero-

- Pero de los errores se aprenden, ¿O no?, tu mismo me lo dijiste.

Marcos hizo una mueca de duda y preocupación, pero suspiro con rendición y asintio.

- Ok, pero si te duele no dudes en avisar, no quiero que te sientas mal y empeores.

Te paraste con su ayuda y te sacudió el polvo en tu ropa, aún tenías los ojos cerrados por el dolor. Aunque sentiste un beso en la frente y abriste los ojos, tus ojos estaban algo húmedos porque casi lloras, pero al abrirlos viste la cara preocupada de Marcos y te aguantas te el dolor.

- Estoy bien, sigamos con esto, porque de las caídas se aprende.

- Ja, bien, ese debe ser el ánimo. Sigamos.

...

Estaban tirados ambos en el césped de tu patio, habían cambiado de lugar para no darse la cara contra la tierra y las piedras que habían en la entrada de tu casa.

Tenías un gran cansancio, al igual que Marcos. Sudaban como locos, además, se habían estado mojando con un balde de agua para relajarse y estás más frescos, y tú te burlabas de él porque le salía vapor de su cuerpo.

- Tengo hambre, Marcos.

- ¿Y que quieres comer?.

- No se, chacal.

- Pues piensa, mija, no estoy de adivino.

Moviste tu cabeza y lo miraste con las cejas levantadas, suspiraste y la boca se te hizo agua.

- Unos tamales.

- Aja, mira tu, pues te lo vas a comprar, ¿No?.

- Ahorita no traigo.

- Pero si estamos en el pinche patio de tu casa.

- No, no, no me digas nada, me ofendí.

- No, pero-..._____, no te enojes, solo bromeó.

Reíste y le diste un golpecito en el pie con el tuyo. Y hablaste.

- Mentira, solo me gusta molestarte. Vamos al Oxxo y ya de paso me compro una Maruchan.

- Ándale. Pero tú pagas.

- Si, si, yo pago.

Déjame curar tu niño interior || Patitas K RolloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora