Capítulo 14

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Pensé que el plan no saldría bien y que tendría que buscar otra forma de sacarlo de allí. Sin embargo, al parecer, al señor Menéndez le agradó la idea de la ventaja que tenían los estudiantes del internado en comparación con las universidades.

Ya habían pasado alrededor de dos semanas desde que mi tía le propuso a José Menéndez el cambio al internado. La próxima semana estaríamos allí instalados, listos para comenzar una nueva etapa. Me encontraba en el patio de la casa de mi tía, descansando en una de las reposaderas junto a la piscina, con Erik a mi lado.

—En serio, Jude, no sé cómo agradecerte —dijo él, con un tono afligido que me preocupó.

—Te dije que haría todo lo posible para ayudarte —respondí, girándome para mirarlo. Sin embargo, él seguía mirando al cielo, perdido en sus pensamientos.

—Eso sí, tienes que pensar en cómo decírselo a Lyle —comenté, sintiendo un nudo en el estómago.

—No quiero involucrarlo en esto. Ahora está bien, lejos de ellos. Si le digo, enfrentará a papá, y eso desatará las consecuencias que mi padre amenazó —replicó, la preocupación evidente en su rostro. Era claro que estaba lidiando con un conflicto interno.

Me quedé en silencio, buscando una solución. Pensé en las posibles formas de denunciar lo que estaba sucediendo, pero rápidamente deseché todas las opciones legales. Erik me había contado que ya había intentado hacerlo antes, pero su padre lo descubrió y lo amenazó de maneras que no quería imaginar. Esa realidad lo mantenía atrapado en un ciclo de miedo.

El tema me carcomía la mente. La única tranquilidad que podía sentir, aunque fuera momentánea, era la certeza de que Erik ya no estaría más cerca de su padre. Estaríamos muy lejos de aquí. Él estaría a salvo, y eso me llenaba de una mezcla de esperanza y ansiedad. Sin embargo, sabía que había un camino difícil por delante. La preocupación por Lyle seguía presente, y eso me mantenía inquieta.

Era un dilema del que no podía escapar. Mientras observaba cómo el sol comenzaba a ponerse, sentí que tenía que actuar. No podía permitir que el pasado siguiera persiguiendo a Erik. La próxima semana, al llegar al internado, tendría que encontrar una forma de proteger a ambos, a Erik y a Lyle, de los peligros que aún los acechaban.

El internado al que llegaríamos la próxima semana era el Dulwich College. Ubicado en Londres, eso me tranquilizaba, y claramente también a Erik. La distancia de su padre significaba un respiro, una oportunidad para reconstruir su vida. Aunque yo estaría un curso por encima de él, eso era lo de menos. Lo más importante era que ambos tuviéramos la oportunidad de empezar de nuevo.

Con la llegada del internado, comenzaría una nueva fase, y era crucial que me mantuviera alerta. Sabía que tendríamos que enfrentarnos a nuevos desafíos, pero estaba decidida a hacer lo necesario para garantizar la seguridad de Erik y Lyle.

Sin embargo, me sentía mal por no contarle nada a Lyle. Esa falta de sinceridad me pesaba; era algo que Erik debía manejar. Sentía que lo estaba traicionando al no informarle de todo lo que estaba sucediendo en nuestras vidas, pero tampoco quería traicionar la confianza de Erik. Mi mente estaba hecha un desastre en ese momento. La idea de ocultar la verdad a Lyle me atormentaba. Era su hermano, y la lealtad familiar era fundamental. Pero, ¿qué podía hacer? No era mi lugar decidir cómo enfrentarlo.

La preocupación me llenaba de dudas. Sabía que, al final, la verdad saldría a la luz. Tenía que confiar en que Erik tomaría la mejor decisión cuando llegara el momento. Pero mientras tanto, debía concentrarme en lo que estaba por venir y en cómo podríamos asegurarnos de que los peligros que habíamos dejado atrás no volvieran a amenazarnos.

LA VERDAD DE TRES - Hermanos MenendezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora