Ya habían pasado cuatro días desde lo sucedido, desde que había salido del hospital y ahora tenía que volver a hacer mi turno.
Vi atentamente como Francisco se acercaba otra vez a Melany mientras está solo no le prestaba atención, solo hacia como si hablara con otra persona o incluso que anotaba cosas en recepción.
Rei por ver a Fran tan arrepentido y luego subí el ascensor, y para mí suerte una mano lo paro antes de subirse tambien, nos quedamos en un silencio incómodo sin negar que mis mejillas ardían.
Él se dió cuenta antes de arquearme una ceja.
—Tomatito—susurro dándose la vuelta, levanté una ceja asombrada.
—Drogadicto.
Justo fue en ese momento cuando llegamos al piso correspondiente y me devolvió el juego de palabras:
—Niña rica.
—Enfermero.
—Enfermera serás tu, yo en cambio...
—El futuro dueño del hospital.
—¿Eso es insulto o halago?
—Los dos.
El negó con la cabeza sonriendo fruncir las cejas y poner cara enojada.
—¿Que está sucediendo ahí adentro?
Él ya con el uniforme puesto al igual que yo entro en la habitación de Leonor la niña que habia que cortarle la pierna, dejando el bolso tirado afuera, hice lo mismo y puse cara de asombro por lo que ví.
Hoy era el día que le teníamos que realizar la operación a Leonor para así su cáncer se iba, más bien íbamos a cortar su pierna.
—¿Porque te la llevas?—Lorenzo se notaba molesto con el padre de Leonor—hoy es la operación.
—Cambie de opinion—dijo seriamente—no quiero que le pase nada.
—Señor Gray, esto es fundamental para la vida de su hija—abri grande mis ojos—El cáncer podría llegar a extenderse.
Justo en ese momento ví a Gómez parado en la puerta.
—Ya puede irse, señor Gray.
—Muchas gracias, Señor Gómez.
—Adios—Eleonor nos agito la mano en modo de saludo, mire a Lorenzo que estaba viendo a su tío con total desprecio.
—¿Porque le permitiste que se la llevará?
Pelea de parientes, oh oh.
—No estaba convencido...
—Hasta último momento nos dijo que quería lo mejor para su hija, ¿y de pronto dice que no?
—Lolo, no te metas.
Lorenzo nego mientras se cruzaba de brazos enojado, luego salió de la habitación y obviamente salí tras de él, tome mi bolso viendo que el ya había tomado el suyo, corrí detrás de él hasta alcanzarlo.
—Espera un poco, no tengo las piernas tan largas.
Él no contesto pero sonrió un poco, llegamos a los casilleros y cada cual se encargó de guardar sus cosas, ví llegar a Luciana y le sonreí, casi de inmediato me devolvió el gesto antes de empezar a charlar conmigo.
—¿Que le paso al tucán?
—Se llevaron a Eleonor, no van a cortar su pierna.
Ella abrió la boca sorprendida antes de fruncir las cejas.
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El diagnóstico que nos dimos
De TodoNunca supe que era la medicina, pero cuando la descubrí me enamore perdidamente de ella, me enamore de ayudar a las personas, de curarlas, y de cuidarlas. Así es como termine estudiando medicina en Amsterdam, como termine viniendo a New York en busc...