La Épica de los Espíritus Heroicos(Shirou Emiya en Danmachi)

Capítulo 28: Rumores Injustos

Shirou Emiya caminaba por la calle, sosteniendo la mano de "Señorita Riveria."

Habían estado en el duodécimo nivel de la mazmorra por mucho tiempo, y sin darse cuenta, ya había oscurecido.

Orario era una ciudad que nunca dormía. Las luces de neón de la calle del placer se podían ver desde el otro lado de la ciudad, y aunque todas las tiendas estaban cerradas, las lámparas mágicas iluminaban las calles.

Sin darse cuenta, Ais comenzó a sentirse un poco nerviosa.

Sentía su mano envuelta en una cálida llama. Los dedos del joven eran largos y fuertes, aunque sostenía la mano de una chica, se sentía como si estuviera sosteniéndola como una espada.

"Señorita Riveria," llamó Shirou.

Ais se sorprendió un poco antes de reaccionar, su rostro se sonrojó ligeramente.

Mentir sobre su nombre tal vez no fue una buena idea, pero en ese momento, Ais no encontraba una oportunidad para explicarse.

Ser llamada "Riveria" por él se sentía extraño.

"Sí, Shirou."

"Entonces, nos despedimos aquí. La base de la familia Demeter debería estar por allá."

"¿Ah? Sí... es cierto." Ais soltó la mano del joven con cierta reluctancia.

Aún no había logrado su objetivo de pedirle que le enseñara esgrima, pero sentía que no era el momento adecuado.

"Shirou, ¿nos volveremos a ver?" preguntó Ais, inclinando ligeramente la cabeza, con su cabello dorado ondeando en la brisa nocturna.

"Claro que sí, Riveria," sonrió Shirou.

"Entonces, está prometido," dijo Ais seriamente, extendiendo su mano derecha con el meñique levantado.

Ese gesto era muy acorde a su edad y, además, muy adorable.

"Sí, está prometido," respondió Shirou.

[Riveria de la familia Demeter], Shirou Emiya recordó seriamente a esta extraña y adorable chica.

... ...

Base de la familia Hephaestus

La diosa de cabello rojo oscuro bebía sola junto a la chimenea. La luz del fuego proyectaba su figura en la pared opuesta. Colocó su copa de vino ámbar en la mesa y se estiró con un suspiro.

"Shirou, aún no has regresado..." murmuró Hephaestus, recostada en la suave silla de terciopelo.

Los dioses pueden sentir el estado de sus familias a través de las "bendiciones". Mientras la cantidad de bendiciones no disminuya, pueden al menos confirmar que sus hijos no han sido dañados.

"Permitir que Shirou vaya de aventura solo, ¿será una decisión impulsiva?"

Aunque Hephaestus confiaba en que, dadas las habilidades y carácter del chico, ningún monstruo de los niveles superiores podría dañarlo, sabía que la mazmorra es un lugar impredecible donde cualquier cosa puede suceder.

Preocupada por la seguridad de Shirou, pero también curiosa por su crecimiento en esta aventura, Hephaestus esperaba ansiosa su regreso.

Como si respondiera a las expectativas de la diosa, alguien llegó, pero no era Shirou Emiya.

"¡Diosa, algo terrible ha pasado!" exclamó Tsubaki al irrumpir.

Hephaestus suspiró al ver la puerta rota en las manos de Tsubaki. "Tsubaki, por favor recuerda arreglar mi puerta al salir."