7.

5 3 1
                                    


7.

Sigue hablando.

Aquella mañana no fue muy distinta a las demás, siendo totalmente honestos, todas las mañanas eran igual de deprimentes para mí, por muy cliché que pudiese sonar. Sentí el calor del sol entrado por la única y pequeña ventana que tenia en el espacio el cual llamaba habitación den aquel remolque. En la que podría tener algo de privacidad, gracias a un velo de cortina atado de extremo a extremo solo para evitar que las muy escasas visitas pudieran mirar más allá cuando levantasen la vista.

Habían pasado algunos días desde aquel suceso en el auto, en el cual, muy curiosamente, nadie tenia alguna idea de lo que habría pasado, puesto que el señor Johnson, a pesar de no ser un miembro muy participe dentro de su comunidad, no era alguien quien tuviese enemigos, de forma abierta, claro está, no obstante a ese pensar, se llegó a la conclusión de que este tendría deudas financieras, las cuales debía de pagar de una u otra manera, ya que se corrió el rumor de que este tenia problemas de apuestas, pues nunca tenia dinero consigo, pero gozaba con si fuese lo contrario, su ex mujer fue quien soltó este comentario la tarde siguiente del día en que todo ocurrió.

Era una verdadera molestia, no se como pude soportarlo tanto...- Se escucho decir a Betty, su ex esposa el día en que se comento la noticia del fallecimiento de este, en una tienda de víveres.

Me había mantenido en casa los días siguientes, no quería volverme a la platica de Clark sobre lo que debía o no de hacer mientras había un asesino suelto en el pueblo, mas aun por el hecho de que me recordaba que no tendríamos dinero para mi funeral, cosa que, si bien era cierto, no era algo nuevo para mí. No es como si llegase a creer que este soltaría un solo centavo para algo que fuera para mi o mi bienestar, estaba mas delgada, con ropa vieja y donada, con el cabello largo y sin forma alguna, era mucho mas que obvio que no invertía nada en mi apariencia, algo muy lejos de la vanidad.

Sabia que a la primera oportunidad que el tuviera de deshacerse de mí, seria cuando ya fuese legalmente una adulta, mientras, el era muy feliz con los bonos del gobierno que llegaban a sus bolsillos gracias a mi y al fallecimiento de Adeline.

Pero como ya dije, era mas que un misterio a donde paraba ese dinero, no comíamos bien, mucho menos teníamos muebles más allá de lo esencial que podría estar dentro de un remolque.

Sin embargo, una parte de mi yacía feliz por el hecho de salvarse el pellejo de la correccional, a sabiendas de que literalmente le debo mi libertad a la negligencia policiaca de este pequeño lugar, cosa que me dejaría al menos un rato más dentro del juego, un rato para poder disfrutar mis pocos metros de libertad, mientras, debía de mantener al margen mis nuevas aficiones y gustos, no voy a negar que mi placer culposo de matar animales pequeños se había vuelto mas que un hobbie ocasional, trataba de mantenerlo oculto, pese a que ya era algo que hacia con frecuencia.

Mas de una vez salía en el crepúsculo para lograr encontrar debajo del remolque alguna lagartija o rata para despellejar su pequeño cuerpo y jugar con la viscosidad de sus entrañas, se había vuelto algo mucho más simbólico para mí, como si fuese mi propio ritual contra malos pensamientos, lo que hacia contrarrestar las noches en que no lograba poder dormir en mi propia lucha interna, contra mi misma, claro está, mi peor enemigo.

Había algo que me daba calma, sentirme con la constante necesidad de que yo también podía ocasionar daño se había intensificado después de mi accidente con el señor Johnson, algo desde esa noche me había llenado de algo que jamás había sentido en toda mi corta vida. Esta sed insaciable ya era más, mucho más.

Cosa que ahora para mí, buscaba y quería algo mejor, un pez mucho mas gordo. Pero una parte de mi tenia miedo, de no correr con la misma suerte de antes, si aquello podría ser más que suerte, quería que aquello se pudiera lograr con el final de Clark, quería sentir la libertad de una vez por todas.

Entre las vagas ideas que merodeaban por mi cabeza, la principal era que yo no quería ser quien terminara con la vida del grandísimo bastardo que desde que tengo uso de razón acabo con todo lo que alguna vez pudo darme algo de paz y propia tranquilidad, quería mirar detenidamente mientras alguien más lo hacía, no quería perderme ningún mórbido detalle de aquello que sería el mayor espectáculo de toda mi vida, el fin de un inagotable tormento.

La verdadera pregunta seria, ¿Quién?

Como es fácil de adivinar, no era precisamente la chica linda y popular, no tenia alguna amiga ni mucho menos pretendientes tras de mi que hicieran lo que saliera de mis labios, triste, pero muy cierto.

Me levante suavemente del colchón par acercarme lentamente al mirarme al espejo que había colgado en la pared metálica, a pesar de mi tez pálida y las muy visibles ojeras en mis ojos, desde hace poco estaba perdiendo un poco el asco hacia mi propio rostro, mire con detenimiento mis pecas, mi barbilla, mis orejas. No estaba tan mal después de todo, intente sonreír mientras hacia una cola de caballo con mi pelo, no estaba tan mal, tal vez, solo tal vez siendo un poco más amable...

La idea voló por mi mente tan solo un segundo, mientras aun me miraba directamente en el espejo, sonreí con muchas mas ganas, mientras tarareaba una canción que llegue a oír en la radio local de una banda que alcanzo a gustarme bastante, aunque fuese algunos años más tarde, podría intentar sacarme algo de provecho, tal vez no fueron solo palabras lo ultimo que logro pronunciar el señor Johnson, tal vez, solo tal vez...

¿Qué más podrías perder? – La vocecilla en mi cabeza una vez mas hacia su acto protagónico de presencia para recordarme la porquería que era y podría llegar a ser.

No le estaba dando la razón, pero una gran parte de mi pensamiento estaba atado a ser miserable, no era justo que solo yo y nadie mas a mi alrededor pudiera sentir este dolor, ya no quería que fuese solo de mi propiedad, estaba mas que harta de toda esa situación y de como era muy poco lo que podía recordar de toda la felicidad que alguna vez me acompaño, ya no quería más.

Sentía que ya era mas que el momento adecuado para que la vocecilla tuviera su escenario, esta se había vuelto mas que una simple voz para mi con el pasar de los días, podría estar delirando de culpa o al fin teniendo mi catarsis, elegia por mucho la primera, mi catarsis llegaría el día en que Clark ya no respirara el mismo aire que yo, más que claro era eso.

Se que son contadas las veces en que podría decir que el si se intereso en mi como una figura paterna, pero por mas que intentara, no podría olvidar que el era el responsable de toda la desgracia que hoy en día me acompaña.

¿Acaso algún día yo dejaría ir este pesar?

Este dolor es todo lo que tengo conmigo.

Aun puedo despertar en la noche llorando, recordando como cualquier día podría llegar ebrio a darle una paliza a Adeline, como podría pellizcarme, podría tirar la cena al piso porque le faltara una pizca de sal, o simplemente por estar de mal humor, sin más. No por el hecho de que legalmente fuese su hija, me convertía en eso ante sus ojos, ante los míos, el seguiría siendo lo que siempre fue, un sórdido llanto, un grito ahogado, una palabra triste, eso era el para mí.

No podía olvidar, esto seria darle el beneficio de la duda y la ventaja a alguien que no merecía nada bueno de mi parte, olvidar lo que nos hizo seria faltarle el respeto a la memoria de Adeline. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

FLORAL RETURN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora