6.

34 15 3
                                    

6.

Inicios, tropiezos.

Para sorpresa de nadie, era muy obvio que, para mí, empezar a fingir a mi alrededor era más que sencillo. Digamos que, al principio sí se me hacía algo ostentoso, al tener que disfrazar mi cara todo el tiempo, sin embargo, con el pasar del mismo, se volvió relativamente más sencillo, con esto me refiero a que era más sencillo mentirle a la gente, ya fueran personas de la escuela, mentirles a las vecinas, mentirle a cualquier persona que quisiera o tuviese al menos la intención de saber un poco más de mí o de nosotros.

Vivir con Clark, se había convertido en algo netamente aburrido, una parte de mi estaba más que agradecida, puesto que ya no tenía que enfrentarme a sus vicios, cansancios y fastidios, aunque aún la incontrolable pérdida se hacía y se avecinaba cada vez más a mi puerta y esto parecía ser inquebrantable e interminable.

Y como ya había dicho, no es que quisiera tener a Clark toda la vida conmigo, pero tenía miedo a la soledad, miedo tal vez quizás al hecho de que, si él ya se iba, ¿qué sería de mí? En ese sentido incluso llegué a pensar que lo más probable sería poder al fin acabar con ambos, para no seguir con esa duda en mi cabeza, era tan fastidioso el hecho de tener que pensar que eso pudiese pasar y de qué inevitablemente pasaría.

Me veo a mí misma desde el reflejo, desde el recuerdo, siento que no ha sido nada sencillo por el hecho de que hoy en día, ni siquiera te he contado cómo me llamo, pero supongo que eso será algo que sería de más importancia un poco más adelante, no obstante, a pesar de que mi nombre hoy día no es importante, supongo que de que sigas aquí leyendo todo lo que ha pasado en este pequeño lapso de vida te mantiene atado, así como a mí me mantuvo atado de muchas formas.

Nunca he llegado a pensar que la vida puede llegar a ser fácil, como he dicho, se me ha hecho bastante vertiginosa, digamos que esta solo ha tenido sus altos, muy pocos y sus grandes e innumerables bajos, a este punto y de lo que puedo recordar, muchas son lagunas mentales de lo que ha pasado con respecto a lo que estoy siendo ahora. No sabría con exactitud cómo llamarle a todo esto, no sé si llamarlo memorias, crónicas, un diario o simplemente un lugar donde estoy escribiendo el recuento de los daños y créeme que aún faltan varios.

De cualquier manera, no he de pensar mucho en como ponerle un nombre a todo esto, puesto que todavía falta mucho por contar o mucho por recordar, creo que la vida es una constante crónica y ficción al mismo tiempo, en general, un recuerdo interminable de asuntos y desdichas que sucedieron, cosas que no y cosas que tal vez dentro de mi memoria guardo bajo llave, muchas de estas, tan solo hoy, un día como hoy, solo hago algo para recordarme que mi sensibilidad, sigue o seguía, que en algún momento está o estuvo lo más intacta que trate de mantenerla.

Trato de recordar con amor, o al menos así intento, sobre todo cuando recuerdo a Adeline, trato de recordarla a ella, como lo que fue en mi memoria y no como la cosa, que trato de hacerme ver Clark con el pasar del tiempo, aunque hoy día puedo recordar con muy poca claridad todo lo que viví con ella, trato de mantenerme aferrada a esos recuerdos para mantener parte de mi cordura junto a mí, cordura que día a día voy perdiendo y cordura que día a día ya no recuerdo cómo se siente.

¿Cómo podría enfrentar lo que es amar, si no puedo recordar con exactitud a que sabe o que se siente?

Me aferro constantemente a mi memoria, pienso, divago, indago y busco, aún sigo sin encontrar lo que tanto anhelo, aunque siga aferrándome algo que no sé si en algún momento me perteneció.

Aunque todo cambió un 16 de agosto:

Recuerdo estar en aquella orilla, como muchas veces lo hice, tan solo jugando con un palo, con piedras que estaban al borde de la carretera, con mis tenis sucios, con mis jeans viejos y llena de tierra casi como todos los días. Recuerdo que esa, como muchas veces se me había hecho tarde y también que, con esto, iba solamente pensando que, si debía o no caminar de regreso a casa, recuerdo que no quería comer frijoles enlatados una vez más y lo mucho que estaría cansada de tan solo escuchar o vociferar todo lo que pudiera decirme Clark, otra vez, así como lo hacía todos los días.

FLORAL RETURN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora