El inicio de las auroras.
Lujuria dolorosa, con dos tripas suplicantes,
Se desgarran en el espejo,
Estas felices vacaciones, no hay motivación
Para sostenerme justo.
Históricamente hablando, a las mujeres se le ha otorgado poca credibilidad o mérito propio con respecto al crimen, le llaman accidente, tropiezo, inocencia corrompida a las falacias o argumentos negativos con respecto a lo que esta pueda hacer. El constante estado de sumisión que se ejerce sobre estas no fue impedimento para que se aflorara este sentimiento en algunas de nosotras. Digo con mucha claridad, nosotras.
El homicidio femenino nunca fue creíble para la sociedad.
Y esto para mi siempre fue una gran ventaja, chiste sin gracia, talón de Aquiles, una mezcla entre buena suerte y desdicha que solo te lleva a poco empatizar con tu alrededor, darle de comer al narcisismo que muchos llevamos dentro de nosotros mismos. Ese que instintivamente nos hace saber y pensar que podemos, si tan solo quisiéramos.
Créanme, lo entendí tarde, pero lo entendí.
La feminidad siempre fue sinónimo de bondad, tranquilidad, paz y sumisión. Parte de esto inicia en asociar al crimen organizado con hombres corpulentos, grotescos y llenos de ira. Hombres poderosos con sed de masajear a la sociedad como arcilla entre sus dedos, siendo esto, todo lo contrario, a lo que conllevaba ser mujer. Pero, ¿Qué conllevaba a ser mujer?
Limpia, pudorosa, hogareña.
Pero alguna vez, todo tiene un inicio, una semilla que germina y crece dentro de la tierra para convertirse en un árbol, algún día, la bondad y la maldad son solo sinónimos y antónimos al mismo tiempo, moralmente hablando.
¿Acaso nacemos siendo buenos y el mundo solo nos corrompe?
Recuerdo que cuando pequeña, mas de una vez le mentía el padre en el confesionario luego de la misa cada domingo, no por falta de escrúpulos, si no por vergüenza. Aunque una parte de mi solo pensaba en el porque debes contarle cosas a un calvo con una ridícula bata blanca que le gustaba abrazar y juguetear con las mejillas de los niños, era algo bastante metiche, ya que, en primer lugar, ¿Acaso Dios no podía leer nuestros pensamientos y acciones en todo momento?, ¿Qué chiste tenia contarlas al calvo?
Claro que, en mi mente jamás paso decir esto en voz alta, si bien me ganaría una paliza, estaba mas que claro que no podría con la culpa de ser quien dijese de forma matutina la falta de lógica que esto tenia, era obvio. Entre esas mentiras, estaba el decir frenéticamente lo bien que era vivir en nuestro hogar, que era maravilloso tener siempre pan en la mesa, lo feliz que era la vida luego de la llegada de mi padrastro y demás.
Es algo increíble como puede ser de imaginativa la mente de un niño, mas aun cuando estos se reúnen, como lo solíamos hacer un pequeño grupo de catecismo luego de salir del confesionario. Rebeca Jones comento un día lo insistente que el padre solía ser con sus preguntas referentes a su hermana mayor, lo cual, para muchos de nosotros en aquel entonces, era bastante raro, ¿Por qué debería de interesarle su hermana si solía verla muy poco?
Siempre hace esa pregunta, ¿sigue estando intacta la pureza dentro de tu familia?, comento Rebeca en alguna ocasión.
¿Qué era la pureza en primer lugar?
Esta pregunta azotaba mi cabeza todo el tiempo.
Nací en el verano de 1958, el mismo año en que se detono bomba atómica Redwood, algo irónico en lo que ahora pienso en mi adultez, siento que ahora, lo veo mas como un chiste que como lo que fue para mi madre, una tragedia inminente por la que solo bastaba adaptarse, o mejor aún, un problema que solo se retornaría mas grande, apunto de estallar.
ESTÁS LEYENDO
FLORAL RETURN.
Mystery / ThrillerMe di cuenta de qué tenía el cuadro mental y moral de un suicida, sin embargo, carecía de lo más importante. La valentía de pegarme un tiro en la sien.