Los tontos enamorados le dan dolor de muelas a Singed
Singed se consideraba a sí mismo un hombre metódico, directo y sin tacto. Tomaba lo que quería sin importarle qué, decía lo que pensaba sin importarle lo que sentirían los demás y expresaba su completo desagrado sin importar herir a otros.
Por lo que ver a su hijo adoptivo y al tonto de arriba dar vueltas dándose pequeñas sonrisas lo estaba exasperando. El amor joven era demasiado cursi para un hombre como él.
Los detalles pequeños jamás pasaban desapercibidos por él, por más minúsculo qué fuera. No le llevó demasiado tiempo notar ese brillo en los ojos del niño Talis cada que miraba a Viktor. La realidad es que la mayoría parecía notar como suspiraba cada que le miraba, menos Viktor. Incluso el niño Talis tampoco lo reconocía.
A ese punto le parecía un tanto ridículo a Singed, demasiado empalagoso y dulce qué le dolían las muelas de verlos. Se había conformado con rodar los ojos tras un suspiro al verles de no ser por lo indecisos que eran. Demasiado cansado de ver que no llegaban a ninguna parte.
Nunca se había dado de casamentero, el solo pensamiento en su cabeza le pareció de lo más ridículo. Solo esperaba dar la patada correcta para que el par de tontos tomarán la ruta correcta y lo dejaran en paz.
- Jayce - le saludó aquélla mañana sacándole como siempre un jadeó al nombrado, siempre siendo demasiado sigiloso para escucharlo al entrar en la habitación - ¿Dónde está Viktor? -
Tras sacar a Rio de su estación de trabajo Jayce le explicó que había salido a un mandado, algo sobre tener que ir personalmente a recoger un pedido porque Ekko estaba enfermo. Insistió en acompañarlo pero se negó diciendo que no tardaría.
- Entiendo - camino lentamente hasta él.
Un poco intimidado por el hombre más bajo Jayce retrocedió chocando con su mesa de trabajo.
- ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarle doctor? - rió nervioso.
- De hecho si... tomando la oportunidad de la ausencia de Viktor había algunos temas que quería tratar contigo - murmullo mientras fingía revisar las notas de Jayce esparcidas por la mesa.
- ¿Ah, si? -
Singed se giró lentamente hacía él mirándole con esos ojos penetrantes y sobre todo espeluznantes.
- He notado que estás interesado con mi pupilo - habló sin rodeos provocando que Jayce casi se ahogara con su propia saliva.
- ¿Di-disculpe? -
- Parece que incluso tú no has llegado a reconocer tus propios sentimientos hacía él, pero no te alteres, Viktor tampoco se ha percatado -
El chico dorado le miró fijamente un tanto shockeado por la declaración del doctor.
- Solo ten presente qué... Yo seré el primero en saber si le hiciste algo - nuevamente Jayce retrocedió por instinto - Pero me veo en la obligación de decirte que no tienes porque preocuparte por ser rechazado - le dio dos palmaditas en el hombro por último - Buena charla -
Y sin más se marchó dejando a Jayce sin poder decir nada.
Hubiera querido ser un tanto más preciso pero sabía que ambos eran adultos, aunque jóvenes no podía resolver todo sus problemas.
(*)
- ¿Entonces puedo pedirle lo que sea a las runas? - preguntó Powder.
- Aún no llegamos a tal punto pero vamos en camino -
- Tienes que dejarme ir a tu taller un día Viktor - pidió la pequeña dando saltos mientras se aferraba a su manga.
- Por supuesto, algún día - le aseguro a la pequeña quien rió contenta.
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Por el Progreso
FanficJayce Talis es desterrado de Piltover luego de que su departamento explotara a causa de cristales magicos no estabilizados, e ilegales. Sin alternativa se esconde entre los carriles de Zaun, pero al parecer la ciudad subterránea tiene los brazos ab...