Camino de la verdad.

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De una y mil veces que te amé ciento una más no lo hice bien.

De entre panales de rosas hurgaste lisonjas, de monjas del clero que en un cenicero quemaron sus ansias de amar.
De entre rosales de abejas, de mil moralejas, de campos de riego que estaban en berza a fuerza de mucho sembrar.

De una y mil veces que lloré ciento una más me lo busqué.

De entre farolas alumbradas al son del amanecer, la que hizo brillar mi fachada me cegó y no me dejó ver; mis cuartos y espacios de puertas cerradas; caminos angostos de piernas cansadas; de besos de presos que saben a trabas; de mitos y gritos que no dicen nada; de machos y Sanchos que llevan por panza sus egos, borregos, que son de crianza.

Levanta y empuña el fuego de la vela, pero házlo por ti.

Que si el de arriba tal Dios supusiera por lo menos te podría oir.

Pinceladas de felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora