Tenía un corazón tan dulce
que todos quisieron probarlo.Y pellizco a pellizco fue menguando.
Y pellizco a pellizco se apagó.Un día él echó de menos el sabor de aquel pálpito.
Y buscándola se encontró con sus huellas, paradas, quietas,
cansadas de esperar a que alguien volviera.
Y junto a ellas en el suelo un trapo,
envolviendo un último latido.
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Pinceladas de felicidad
PoesiaPoemas sueltos de un autor que va en pijama, con la libreta por cama y un boli a medio gastar.