Capítulo 6.

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Habían pasado dos días desde que Lena y yo comenzamos a hacer la búsqueda de Steppenwolf, no podía creer que aún no lo encontráramos con la tecnología y Arthur no podía encontrarlo tampoco, Víctor tampoco tenía respuestas del tipo.

Lena vino el día de ayer y estuvimos todo el día intentando buscar o conseguir una pista, también debo decir que la pelinegra no perdió tiempo para sacar de quicio a Diana quien se colocó a entrenar en la sala adjunta donde estábamos… ¿Cuál era el problema? La sala de las computadoras tiene un vidrio resistente que hace que puedas ver la sala de entrenamiento, así que todos podíamos ver cómo Diana entrenaba y hacía perfectos giros con su espalda, lazo o escudo, así como también los golpes que daba al saco de boxeo y las patadas.

Lena solo sonreía con malicia y cada vez que Diana nos miraba, la pelinegra aprovechaba para besar mi mejilla y Kara solo miraba todo intentando no reír, los demás chicos solo estaban asustados de que Diana acabara con la Baticueva en menos de cinco minutos. El día de hoy estoy en la sala de entrenamiento especial para kriptonianos que tiene Bruce, si, el tipo tiene una sala especial para los últimos hijos de Kripton y como la fuerza que tenemos las amazonas es superior a la humana, Bruce solo me mandó a aquí.

Miré el espacio que estaba equipado con armas, sacos de boxeo, pesas y muchas cosas más que en mi opinión eran pérdida de tiempo. Toqué el botón de mi anillo haciendo que mi traje apareciera, tomé mi lazo y mi espalda sacándola del traje, luego desactivé el mismo y miré mis implementos de pelea sonriendo.

Ellos habían pertenecido a mi madre en su tiempo de vida como amazona, el lazo parecido al de Diana y la única que pudo portar uno igual fue mi madre, la espada más fuerte de la isla también había sido de mi madre y ahora mía. Sonreí acariciando la empuñadura de la misma que tenía el nombre de mi madre, había librado batallas con ella y era una mujer fuerte aún después de la muerte, la extrañaba demasiado.

Tomé la espada y suspiré cerrando mis ojos para calmar mis sentimientos, hacía mucho que no lloraba por mi madre y el día de hoy me sentía especialmente sensible, sentí una mano sobre la mía en la empuñadura de la espada y luego un beso en mi nuca, dejé salir otro suspiro sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas, eran años que no había sentido la necesidad de llorar por mi madre y la única persona con la que lloraba por ella estaba detrás de mí sosteniendo mis manos en la empuñadura de la espada.

— Estoy aquí — el susurro suave en mi oído hizo que apretara la espada mucho más fuerte — no pienso irme de nuevo— el brazo envolvió mi cintura desde atrás y me apegó suavemente hacia ella.

Aflojé el agarre de la espada abriendo mis ojos sintiéndolos centellear de nuevo, me sentía sin aire y la respiración agitada, las lágrimas saliendo solas y mi vista fija a la pared frente a mi. Diana intentó quitar la espada de mis manos, pero le fue imposible incluso haciendo la mayor fuerza posible, ella besó mi hombro y luego mi cabeza haciendo que bajara la espada.

Me sentía distinta y sentía mis ojos arder en fuego, no tenía idea de que ocurría en mi cuerpo que se sentía con más poder que antes, solté la espada tomándola con una sola mano y Diana acarició ese brazo.

— Aquí me tienes— solté la espada por completo y limpié mis lágrimas rápidamente para después darme vuelta en sus brazos.

Diana colocó su otra mano en mi cintura rápidamente ante mi giro, ella me miró a los ojos y frunció un poco el ceño, coloqué mis manos en sus hombros mirándola fijamente a los ojos. Ella pasó la lengua por sus labios para después dejar salir el aliento, sus labios estaban entreabiertos y yo no pude evitar mirarlos, estábamos muy cerca para el bien de ambas.

¿SOY SU DESTINO? (Diana Prince y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora