¿SOY SU DESTINO? (Diana Prince y tú)

Capítulo 7.

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— Que bueno que aún tienes reflejos— miré a Lena y Kara de pie en la puerta, la rubia había lanzado una pelota y yo la iba a matar.

— Te aconsejo que corras, Kara Zor-el — la miré fijamente sintiendo mis ojos centelleando nuevamente — corre, vuela, salta o sal del planeta — mi voz sonó profunda y la rubia sonrió nerviosa.

— Vamos a calmarnos— me levanté y ella solo rió nerviosa— _______, somos amigas— ella comenzó a levitar riendo nerviosa cuando comencé a acercarme un poco— no se matan las amigas— sonreí un poco deteniéndome.

— Tienes razón — miré a Lena — Lena— ella sonrió un poco— apártate, cariño— ella se adentró a la habitación y Kara aún flotaba mirándome— definitivamente a las amigas no se les mata— sonreí mirando la pelota— se juega con ellas— Kara abrió sus ojos cuando vio que rápidamente le lancé la pelota con todas mis fuerzas, ella la esquivó rápido moviéndose a un lado y la pelota traspasó las cuatro paredes.

— ¡_________!— Lena me empujó intentando no reír y fue hacia Kara— ¿Estás bien?— la rubia asintió sonriendo— no te pases— me encogí de hombros, Lena sabía cuan rudos eran los juegos entre Kara y yo.

— Vayan a la sala de computación, las veré allí en una hora— Lena asintió y se fueron.

— Bruce nos correrá más rápido— Diana estaba de pie a mi lado mirando las cuatro paredes perforadas por la pelota.

— Lo arreglaré — la miré y ella me miró.

— Parece que el mundo está en contra— reí un poco.

— Vamos a ducharnos — ella me miró sorprendida — ¡Por separado, semidiosa pecaminosa!— ella rió comenzando a caminar fuera de la habitación.

La seguí riendo un poco y ambas nos dirigimos a la habitación, cuando llegamos ella se fue a duchar primero y yo me dediqué a buscar la ropa que usaría. Tomé solo un jean y una camisa blanca, tomé unos zapatos cómodos que eran blancos y dejé todo en la cama, cuando Diana salió estaba vestida con un jean y una camisa amarilla con una sonrisa, estaba sin calzado.



Ella se sentó en una silla que tenía la habitación y sonreí tomando mi ropa para después irme a duchar, cuando salí ya estaba lista y Diana solo estaba allí tomando agua mientras veía su celular.

— Creí que estabas en la sala — negó dejando el celular.

— Estaba esperándote— asentí sonriendo.

— Vamos— ella se colocó de pie y luego miré que no llevaba calzado aún.

— ¿Por qué no llevas calzado?— ella miró sus pies y se encogió de hombros.

— Espera— se acercó al lugar donde estaban los zapatos y tomó unas sandalias— ahora sí — reí un poco y caminé a la puerta— espera— fruncí el ceño y ella tomó mi mano tirando de ella para acercarme a su cuerpo.

— ¿Qué pasa?— la miré a los ojos y su mano fue a mi cintura.

— El mundo está en contra— susurró mirándome a los ojos y acercándose a mis labios, coloqué mi mano en su nuca cerrando mis ojos.

Sentí los labios de Diana rozar los míos y finalmente antes de que nos interrumpieran la besé, solté un suspiro ante la sensación de sus labios con los míos, ella afirmó su agarré en mi cintura y yo acaricié su nuca besándola lentamente, mi otra mano subió a su brazo. Diana me besó lentamente haciendo que sintiera todo mi cuerpo flotar, acaricié su mejilla por un momento y luego solo bajé mi mano a su hombro, ella suspiró subiendo su mano a mi mejilla y me recostó contra la puerta, se separó de mí un poco y ambas estábamos respirando agitadas, quería seguir besándola.