Después de esa primera clase, mis pensamientos giraban en torno a ella. Carmen. Su nombre, su imagen, cada detalle parecía haber dejado una marca en mí. Caminaba por los pasillos buscando algún pretexto, alguna oportunidad para cruzar palabra con ella, pero el simple hecho de imaginarlo hacía que mi corazón se acelerara.
Finalmente, la vi en el patio, sentada bajo un árbol, concentrada en un libro. Esa era mi oportunidad...
Respiré profundo, intentando calmar el ritmo frenético de mi corazón. Me acerqué con pasos vacilantes, como si el miedo a interrumpir su tranquilidad me hiciera dudar. Pero cuando estuve cerca, algo en mi interior me empujó a seguir adelante.
—Hola... —dije, mi voz un poco más baja de lo que hubiera querido.
Ella levantó la vista del libro, y por un momento, el mundo se detuvo nuevamente. Sus ojos, tan claros, me miraron con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Fue como si me reconociera, como si, de alguna manera, ya nos conociéramos aunque en realidad no lo hiciéramos.
—Hola... —respondió, sonriendo levemente.
Mi corazón dio un brinco al ver esa sonrisa, tan natural, tan auténtica. No sabía qué hacer ni qué decir, pero esa sonrisa me dio la fuerza para seguir.
—¿Te importa si me siento? —pregunté, un tanto nervioso.
—No, claro —contestó sin dudar, apartando un poco su libro, como si su espacio fuera también el mío.
Me senté a su lado, con la sensación de que estaba a punto de comenzar algo nuevo. Algo que no sabía cómo iba a terminar, pero que estaba decidido a vivir.
Nos quedamos en silencio unos momentos, sin saber bien cómo iniciar una conversación. Ella seguía con su libro, y yo no podía evitar robarle miradas, intentando encontrar el valor para hablar.
Finalmente, ella rompió el silencio.
—¿Es tu primer día en la universidad? —preguntó, como si estuviera leyendo mis pensamientos.
Asentí rápidamente, agradecido de que fuera ella quien empezara a hablar.
—Sí. No esperaba sentirme tan perdido en medio de tanta gente. Es... raro. —Sonreí tímidamente, mientras jugueteaba con las hojas de mi cuaderno.
Ella soltó una pequeña risa, algo que me hizo sentir más cómodo.
—Lo entiendo perfectamente. Yo también me sentí así al principio. Es como si todo fuera nuevo, pero al mismo tiempo, todo fuera igual de confuso.
Sus palabras me relajaron. De alguna forma, había un consuelo en saber que no era el único que se sentía así.
—¿Y cómo te has sentido tú, entonces? —le pregunté, de manera más natural ahora que estábamos conversando.
Ella me miró, y por un segundo, sus ojos parecieron brillar.
—Creo que... estoy aprendiendo a encontrar mi lugar aquí. Pero aún me cuesta un poco. Todos parecen tan seguros de sí mismos. —Miró al suelo por un momento, como si pensara en algo. Luego, volvió a mirarme. —Pero supongo que es cuestión de tiempo.
Me sentí identificado con sus palabras. La universidad era ese tipo de lugar donde, por más que intentaras encajar, siempre había algo que te hacía sentir fuera de lugar. A veces, solo bastaba hablar con alguien para sentir que las cosas podrían mejorar.
—Supongo que todos estamos buscando algo aquí —dije, más para mí mismo que para ella.
—Sí, es probable —respondió con una sonrisa más amplia—. Pero, ¿sabes qué? Mientras sigamos buscando, siempre encontraremos algo interesante.
Esa fue la primera conversación que tuvimos, un encuentro casual que, en ese momento, no parecía ser nada fuera de lo común, pero que a mí me dejó con una sensación extraña. Como si algo hubiera comenzado a moverse en mi interior.
Antes de que pudiera decir algo más, el timbre sonó, indicándonos que la clase estaba por comenzar. Nos levantamos, aunque no sin antes compartir una última sonrisa.
—Nos vemos en clase —dijo Carmen mientras comenzaba a alejarse.
—Nos vemos —respondí, con la esperanza de que este no fuera el último encuentro, sino apenas el inicio de algo más.
Y así, ese día terminé con la sensación de que había dado el primer paso en un camino que aún no entendía del todo, pero que me emocionaba explorar.
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Bajo el Cielo de la Universidad
RomanceUna historia de Amor basada en 2 jóvenes Universitarios que se enamoraron a primera vista.