La mañana siguiente me desperté con una sensación extraña en el pecho, como si algo estuviera a punto de suceder, pero no sabía qué. Aunque Carmen y yo habíamos dejado atrás las tensiones del pasado, algo me decía que los días venideros no serían tan tranquilos. La conversación que tuve con Jeremy sobre Perla y los secretos que aún nos rodeaban parecían anunciar una tormenta que, aunque no la veíamos venir, ya estaba en el horizonte.
La universidad estaba más llena de lo normal esa mañana, como si todos hubieran decidido que era el día perfecto para salir con sus historias personales al aire. Caminé por los pasillos con la cabeza llena de pensamientos, pero sin encontrar claridad. Al llegar a mi aula, vi a Carmen sentada en su puesto, con la mirada perdida en el cuaderno. Su rostro estaba tranquilo, pero algo en sus ojos me decía que ella también sentía la misma inquietud que yo.
No pude evitar acercarme y darle un leve toque en el hombro.
—¿Todo bien? —pregunté, mi voz suave, casi como si temiera romper la burbuja de calma que nos rodeaba.
Carmen levantó la mirada y me sonrió, pero su sonrisa era diferente, más vacía.
—Todo bien, solo estoy pensando en algunas cosas —respondió, desviando la mirada rápidamente hacia el frente.
Lo sabía. Algo estaba pasando, y no me gustaba que me lo estuviera ocultando. Pero, por respeto, decidí no presionarla. Si quería hablar, lo haría a su propio ritmo.
La clase comenzó, pero mi mente no podía dejar de divagar. El profesor hablaba de teoría, pero mis pensamientos se enredaban entre las palabras de Jeremy, la confusión que sentía por Perla y el hecho de que Carmen seguía guardando algo importante para ella.
La hora de descanso llegó, y mientras caminaba hacia el área común para encontrar algo de comer, vi a Jenny. Ella estaba sentada en una mesa, con su mirada fija, como si estuviera esperando a alguien. Aunque a veces pensaba que Jenny era solo una chica excéntrica con demasiada energía, algo en su postura me dijo que algo estaba mal.
Me acerqué, pero antes de que pudiera decir algo, Jenny levantó la mirada y me sorprendió con una expresión seria, casi sombría.
—Carlos... ¿tienes un minuto? —su voz sonó más grave de lo normal.
Me senté en la silla frente a ella, consciente de que algo importante estaba por suceder. Jenny no solía ponerse seria, y su mirada inquieta me hizo pensar que las cosas no estaban tan bien como parecían.
—¿Qué pasa? —le pregunté, tratando de captar la atención de su mirada tensa.
Jenny respiró hondo antes de hablar.
—Lo de Perla... hay algo que no está bien con ella. —La expresión de Jenny se suavizó por un segundo, como si fuera difícil para ella hablar de eso—. No sé si te lo han contado, pero ella está evitando a todos, a mí especialmente. Algo no cuadra, Carlos. Y no es solo con Jeremy. Ella está distanciándose de todos, incluso de ti y Carmen.
Mis pensamientos se hicieron un nudo. No esperaba escuchar esto de Jenny, pero ahora que lo mencionaba, las piezas comenzaban a encajar. Algo no estaba bien, y no solo con Perla, sino con todos nosotros.
—¿Qué crees que está pasando? —pregunté, deseando que tuviera una respuesta, aunque sabía que ni ella misma estaba segura.
Jenny miró hacia los lados antes de responder.
—No estoy segura, pero creo que hay algo que Perla está ocultando. Algo más grande, algo que probablemente ni ella misma entiende. Estoy empezando a pensar que su relación con Jesús no es el único problema que tiene. Y si no lo resolvemos, puede que todo se rompa.
Antes de que pudiera procesar sus palabras, algo me hizo sentir que había una parte más en esta historia que no conocía, un fragmento de la verdad que aún estaba por salir.
—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunté, decidido a ayudar a resolver esta situación antes de que nos arrastrara a todos.
Jenny se encogió de hombros, su rostro tenso por el estrés de la situación.
—No sé, pero creo que necesitamos hablar con Perla. Necesitamos entender qué está pasando antes de que sea demasiado tarde.
De repente, una voz conocida interrumpió nuestra conversación. Era Carmen, quien apareció detrás de mí con su rostro cansado, pero al mismo tiempo, preocupado por algo que no lograba entender. La manera en que me miró me dijo que también estaba procesando algo, pero no me lo había dicho.
—¿Qué está pasando? —preguntó Carmen, su tono tan directo como siempre.
Lo primero que pensé fue en ocultar todo, en protegerla de la posible tormenta que se venía. Pero la realidad es que no podía hacerlo. Lo que nos esperaba a todos era más grande que nuestras pequeñas mentiras.
—Jenny me estaba contando sobre Perla. Hay algo que no está bien con ella, algo que está afectando a todos. —Dije, mirando a Carmen y luego a Jenny, buscando una respuesta que ninguno de nosotros tenía.
Carmen asintió lentamente, pero su rostro estaba tenso. A pesar de que aún no entendía la magnitud del problema, sentí que sus ojos me decían todo.
—Lo sé —respondió, tomando una profunda respiración—. Y yo también siento que algo no está bien. No sé qué es, pero no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Esto no es solo un problema de Perla. Es algo más grande.
En ese momento, sentí que nuestras vidas, que hasta entonces se habían movido en una dirección más o menos estable, comenzaban a desmoronarse. Y aunque aún no sabíamos lo que estábamos enfrentando, todos sabíamos que las aguas que estábamos navegando no serían tranquilas por mucho más tiempo.
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Bajo el Cielo de la Universidad
RomanceUna historia de Amor basada en 2 jóvenes Universitarios que se enamoraron a primera vista.