Capítulo 11 - "Eso ya es viejo, actualízate" - Parte 1

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|Al día siguiente, Pueblo Vacío, 11 de la mañana|

En las inertes planicies de Pueblo Vacío, las lagartijas como de costumbre daban media vuelta a pisar al territorio blanco que comprendía esa desolada ciudad. En la entrada, un guardia observo como se asomaba la figura de un hombre de mil batallas, pelo largo, contextura corriente junto a su uniforme grisáceo. El cual ha tenido que pasar por distintos desafíos diariamente, el repartidor de Pueblo Lleno degradado a repartidor de Pueblo vacío que fue recibido por el guardia.

-Miren quien llegó, es raro verte por aquí ¿Cómo estas amigo?–extiende su mano para saludarlo-

-Jajaja, sí, estoy bien, milagrosamente me apareció trabajo, ¿ha pasado algo en la ciudad? –estrecha manos con el guardia-

-No mucho, luego del evento que armó Danny del Triplete y de la partida de la joya de esta ciudad, todo ha estado normal, pero bueno flaco, síguele y termina tu tarea.

-Claro, nos vemos –entra a la ciudad-

El servicio de mensajería desde Pueblo Lleno a vacío y viceversa es muy pero muy escaso, por ello, el repartidor se la pasa muchas semanas sin tocar algo relacionado al correo postal y le toca ganar dinero en trabajos por horas. Siempre está entusiasmado por cada vez que le encargan un nuevo envió, tal es su ánimo que va a pie entre ciudades sin importarle el trayecto que recorre.

El camino del repartidor lo llevó a pasar por el mercado, donde varios se sorprendieron al verlo y hablaron:

-Oye, ¡es el repartidor! ¿Quién crees que será el afortunado en recibir correo en este basurero? –dijo susurrando a su amigo-

-Es obvio, se tratará de ese niño que se fue hace un rato.

-Dudo que sea él, no era muy hablador que digamos –se metió una mujer a la conversación-

-¿Verdad? Era muy cerrado como para ir enviando cartas.

El repartidor se da cuenta de los murmullos y se alegra, sabiendo que la gente siempre le tiene en el recuerdo cuando aparece.

El delgado de las cartas siguió su camino hasta llegar a su meta, en seguida tocó la puerta para llamar a los afortunados, al no salir nadie, agarró la carta y pregunto:

-¿Se encuentra la familia Erranto por aquí?

Luego de llamar, una señora sale disparada hacia la puerta agitadamente, la abrió de un portazo y con cuchara en boca, exclamó:

-No, yo soy Marie, madre de Zaibrok, ¿a qué se debe su visita?

-Oh, discúlpeme, esta carta no era, la de ustedes es esta de aquí, para la familia Verde, tenga.

-¿Una carta? ¡Ohhh! –en un pestañeo, Marie le arrebató la carta al repartidor- ¡Lo sabía, muchas gracias por su trabajo! –cierra la puerta de un tirón-

-Hee... parece que lo estaba esperando mucho, jaja –algo sorprendido, dijo el repartidor-

Nuevamente, Marie abre la puerta y le dice al repartidor:

-¡Que tengas buen regreso a casa, tu labor se aprecia mucho por aquí! –sonriendo como mil soles, Marie se despide y vuelve a cerrar la puerta, esta vez con suavidad-

El repartidor suspira y regresa a su tarea con una sonrisa de oreja a oreja, sintiéndose reconfortado y contento. Para un repartidor como él, lo más importante es entregar una sonrisa al dejar una carta... y así se fue él.

|Dentro de la casa de los Verdes|

-¡JHUAN! ¡Una carta de Zai... Ah, cierto, él está trabajando ahora, quería abrir la carta con él aquí –la deja en la mesa- Bueno, esperaré a que regrese y la leeremos juntos –se sienta en una silla-

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⏰ Última actualización: Nov 05 ⏰

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