Capítulo 18

1.4K 257 5
                                    

La panceta ya estaba casi lista, así que Xu You sacó dos hojas de papel encerrado y forró el plato.

—Listo, ¿quién quiere picante?

Tan Mi levantó la mano con una expresión de entusiasmo.

—¡Yo, yo quiero picante!

Como nadie más levantó la mano, Xu You dividió la panceta en dos porciones, una picante y otra sin picante.

—Pueden empezar, pero no se acerca mucho a la plancha —dijo, separando una parte de la carne picante antes de acercarse a Tan Hu.

Tan Chun, quien ya había estirado el cuello tratando de captar mejor el olor, se apresuró hacia la parrilla cuando vio a Xu You acercarte con el plato, porque sabía que su tío no le traería nada a él. Xu You usó los palillos para ofrecerle un trozo de panceta a Tan Hu:

—Querido esposo, ven.

La calidez en la mirada de Tan Hu era evidente mientras mordía el trozo de carne y mantenía los palillos en la boca, sin querer soltarlos. Xu You, sonriendo pícaramente, se acercó para besarle en la comisura de los labios.

Tan Hu sintió un ligero temblor en su mirada mientras Xu You le sacaba los palillos con una sonrisa traviesa.

—¿Está bien?

La voz de Tan Hu salió más grave.

—Muy bueno.

Xu You le dio un trozo y un beso hasta que, finalmente, Tan Hu cerró los ojos, rindiéndose, sin poder aguantar. Xu You estalló en carcajadas y, antes de irse, le dio una palmadita a Tan Hu, quien se echó hacia atrás, sorprendido, como si fuera una buena esposa sonrojada. Xu You soltó una risa tan fuerte que parecía el graznido de un pato, y los más pequeños lo miraban, curiosos.

Aunque la casa de Tan Hu quedaba en un rincón de la aldea, el aroma del asado de panceta ya se había extendido por medio Zhangjia, y pronto había un grupo de niños alrededor de la valla, con las bocas hechas agua y cuchicheando. Xu You miró la cerca de madera y no pudo evitar pensar que apenas si ofrecía privacidad.

—Oye, ¿y si nos vieron besándonos esos niños? —preguntó a Tan Hu.

Tan Hu no pudo evitar reír.

—¿Te da vergüenza a plena luz? Pues no parece, ¿eh?

Esta vez, Xu You sintió algo de vergüenza:

—Bueno, un poco sí me da —admitió.

—¡Pobre de ti! —bromeó Tan Hu, conteniendo la risa.

Xu You fingio estar ofendido y resopló:

—¡Apresúrate a ganar dinero y construye una pared de verdad para el patio! Esta cerca no cubre nada.

Tan Hu asintió.

—De acuerdo, antes del verano levantaré un muro como debe ser.

Xu You meditó un poco.

—No, espera... tengo que buscar una forma de ganar dinero.

Cuando Tan Hu iba a responder, Xu You lo interrumpió con una idea:

— ¿Qué te parece si vendemos panceta asada en el mercado del pueblo?

Tan Hu pensó y asintió.

—Podría funcionar, pero... ¿rentaríamos un local o solo un puesto?

Xu You lo miró.

—¿Y quién la vendería?

Tan Hu le devolvió la mirada.

— ¿A quién cree que le toca?

Consentido y mimado: Querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora