Capítulo 19

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—Hace unos días, la cuñada mayor me dio mi parte de las ganancias, 800 monedas de cobre. Y la panceta asada nos ha dejado casi 900 monedas al mes, ¡eso es más de una liang sin salir de casa! —Xu You hacía cuentas con emoción—. Si seguimos así, ¡ganaremos varios liang en un año!

Aunque al principio Zhang Hongfen y él habían acordado dividir las ganancias de la venta de tofu seco en un 70-30, él había sido consciente de que realmente no había participado en nada del proceso, desde la producción hasta la entrega a los clientes. Así que al final, Xu You decidió quedarse solo con el 30%, y en cinco años reduciría su parte a un 10%, hasta no recibir nada después de diez años.

Tan Hu, viendo cómo Xu You calculaba los ingresos del mes, pensó que sus 20 liang ahorrados en todos esos años ya no eran tanto. Se río y le dio un par de besos ruidosos a Xu You.

—Mi esposo es asombroso. —dijo, lleno de orgullo.

Xu You, distraído entre las cuentas, lo empujó a un lado.

—Todavía no he terminado de contar.

Tan Hu apartó la caja de dinero y lo acorraló bajo su cuerpo.

—Ya contaste ese dinero varias veces —le susurró—. Ahora vamos a contar cuantas veces podemos "fusionarnos" en una noche.

Xu You soltó las monedas y con una palmada en el pecho de Tan Hu declaró:

—Yo quiero estar encima esta vez.

Para cuando Xu You despertó, todo su cuerpo estaba adolorido y la garganta le quemaba.

— ¿Quieres agua? —le preguntó Tan Hu en voz baja.

—Sí —respondió, y se aferró a su muñeca mientras bebía hasta la última gota.

Cuando terminó, volvió a dejarse caer sobre las mantas y, antes de sumirse en el sueño, escuchó la risa suave de Tan Hu y el roce cálido de sus labios en el cuello.

—No, quiero dormir —refunfuñó Xu You entre sueños, su voz temblando de agotamiento.

Tan Hu acarició su mejilla con ternura.

—Duérmete, ya no te molesto.

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Xu You estaba sentado en la cama en completo estado de agotamiento. Su cuerpo apenas respondía, mientras Tan Xiaobao le hablaba sin parar.

—Pequeño papá, ¿por qué no dice nada?

Xu You miró a Xiaobao y le preguntó con distracción:

—¿Decir qué?

—¡Papá dice que me mandará a la escuela! —exclamó Xiaobao, feliz.

Con un segundo de retraso, Xu You le escuchó.

—Ah, ¿quieres ir?

—¡Claro que quiero! Pero papá dice que tengo que cambiar de nombre para ir, que no puedo llamarme Xiaobao.

Xu You se rió con ternura.

—Tienes razón, eres bien guapo también. ¿Y ya tienes un nombre nuevo?

—Papá quiere llamarme Tan Xia, de "verano". Dice que así yo y mis hermanos representamos las cuatro estaciones —respondió el niño, frunciendo el ceño.

Xu You le pellizcó la mejilla, sonriendo.

—¿No te gusta?

—No es nada imponente —contestó Xiaobao con un puchero.

—Entonces podríamos llamarte Tan Ba ​​—dijo Xu You, riendo—. ¿Qué te parece eso de "imponente"?

—Pequeño papá, en serio... ¡Esto es importante! —Xiaobao infló las mejillas y lo miró con desespero.

Consentido y mimado: Querido esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora