Capítulo 2 - Primer partido

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A medida que pasaban las semanas en el Instituto Teikō, Naruto se enfrentaba a un reto recurrente: las matemáticas. No importaba cuánto lo intentara, parecía que no podía captar los conceptos que se enseñaban en clase. Se estaba frustrando a medida que luchaba con cada problema, y su confianza disminuía con cada respuesta incorrecta.

Una tarde, mientras Naruto estaba sentado en su pupitre, mirando fijamente su libro de matemáticas, Hinata se dio cuenta de que tenía problemas. Se acercó a él con una sonrisa, sintiendo que estaba frustrado.

"Naruto-kun, ¿va todo bien?" preguntó Hinata con suavidad, poniéndole una mano tranquilizadora en el hombro.

Naruto soltó un profundo suspiro y se pasó una mano por el pelo. "Es que no entiendo esto de las matemáticas, Hinata", admitió, con la voz teñida de frustración. "Por mucho que lo intento, no consigo entenderlo".

La expresión de Hinata se suavizó con comprensión. "No pasa nada, Naruto-kun. Las matemáticas pueden ser difíciles para mucha gente", dijo tranquilizadora. "Pero quizá yo pueda ayudarte. ¿Quieres que sea tu tutora?".

Los ojos de Naruto se abrieron de par en par, sorprendidos, y un destello de esperanza parpadeó en su interior. "¿Harías eso por mí, Hinata?", preguntó, conmovido por su ofrecimiento.

Hinata asintió con una cálida sonrisa. "Por supuesto, Naruto. Quiero ayudarte a triunfar", respondió.

Hinata se convirtió en la tutora de Naruto, ayudándole con cada problema de matemáticas y explicándole los conceptos de forma que pudiera entenderlos. Le animaba a hacer preguntas y siempre estaba dispuesta a ofrecerle ayuda adicional cuando la necesitaba.

Tras terminar sus deberes, Naruto salió de su habitación y decidió dar un paseo por el parque cercano para despejar la mente. El aire fresco del atardecer rozaba su piel mientras paseaba por los sinuosos senderos, el suave susurro de las hojas y el suave piar de los pájaros creaban una atmósfera de paz.

Al acercarse a la cancha de baloncesto, Naruto oyó un balón botando en el suelo. Miró a su alrededor, pero no pudo ver a nadie cerca.

Naruto sintió escalofríos mientras su mente se aceleraba, pensando en fantasmas y otros seres sobrenaturales. Retrocedió con cautela, listo para salir corriendo al menor indicio de peligro.

En ese momento, le interrumpió una voz, que le hizo dar un respingo de sorpresa.
"¡Eh, mira por dónde vas!".

Naruto se giró rápidamente para encontrarse cara a cara con un chico de su edad con el pelo azul claro, de pie en el borde de la cancha de baloncesto. El chico miró a Naruto con una mezcla de fastidio y diversión.

"¡Lo siento!" tartamudeó Naruto, sintiendo que un rubor de vergüenza subía por sus mejillas. "No te había visto allí".

El chico miró a Naruto por un momento, con una sonrisa de satisfacción en su rostro. "No pasa nada", respondió despreocupado. "Parecía que hubieras visto un fantasma o algo así".

Naruto soltó una risita nerviosa, aliviado de que el chico no pareciera enfadado. "Supongo que me asusté por un segundo", admitió avergonzado.

El chico asintió en señal de comprensión y miró a Naruto por un momento más antes de regresar a la cancha de baloncesto.

Antes de que pudiera alejarse, Naruto lo detuvo y le preguntó: "¿Estás practicando solo?". Estaba intrigado por las habilidades del chico.

El chico asintió y sonrió levemente. "Sólo estoy practicando", respondió, con voz tranquila y serena.

Los ojos de Naruto se iluminaron al ver al chico manejar la pelota con facilidad. "¡Eso es impresionante! ¿Te importa si me uno a ti para un uno contra uno?", preguntó, ansioso por el desafío.

Naruto - El milagro olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora