Capítulo 5 - El despertar de la bestia

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El avión volaba muy por encima de las nubes, con Naruto sentado junto a su madre, Kushina, mirando por la ventanilla la vasta extensión que había debajo. El viaje a América había sido largo, pero ahora por fin se acercaban a su destino.

Naruto sentía un cúmulo de emociones al pensar en dejar atrás a sus amigos y compañeros del Instituto Teikō. Se había acostumbrado a su camaradería y al espíritu competitivo que compartían en la cancha de baloncesto. Pero ahora, los asuntos familiares le llamaban a un nuevo capítulo de su vida.

Kushina estaba a su lado, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora y una presencia reconfortante en medio de la incertidumbre de su viaje. "Ya casi hemos llegado, Naruto", dijo, con una voz llena de calidez. "Sé que este traslado es repentino, pero es importante para nuestra familia".

Naruto asintió, con expresión decidida. "Lo sé, Kaa-san", respondió, con voz firme a pesar del tumulto de emociones que se arremolinaban en su interior. "Haré lo que haga falta para ayudar".

Mientras el avión descendía hacia su destino, Naruto sintió una mezcla de emoción y aprensión. América era un nuevo reto, lleno de posibilidades desconocidas. Pero no importaba lo que le esperase, estaba decidido a afrontarlo de frente, tal y como había hecho en la cancha de baloncesto.

Con una última mirada por la ventanilla, Naruto se preparó para las aventuras que le esperaban en su nuevo hogar.

Cuando Naruto bajó del avión y llegó a la pista, no pudo evitar sentir una oleada de emoción. El aire era diferente aquí, lleno de la energía de un nuevo comienzo. Respiró hondo, inhalando el aroma fresco y desconocido de la ciudad estadounidense.

Mientras caminaba por la terminal del aeropuerto con su madre, los ojos de Naruto se abrieron de par en par maravillados por las vistas que le rodeaban. Las multitudes bullían, los rascacielos se elevaban y las calles estaban repletas de coloridos carteles publicitarios: todo era tan diferente de Tokio.

Fuera del aeropuerto, Naruto se detuvo un momento para contemplar el paisaje. Las calles se extendían ante él, zumbando con la energía de la vida urbana. Los coches hacían sonar sus bocinas mientras circulaban entre el tráfico, los peatones se apresuraban por las aceras y los edificios se elevaban hacia el cielo, proyectando largas sombras bajo el sol de la tarde.

Para Naruto, que había pasado toda su vida en Japón, éste era un mundo completamente nuevo. En lugar de sentirse abrumado, le entusiasmaba la idea de explorar todo lo que esta vibrante ciudad tenía que ofrecer.

Con una sonrisa en la cara y un resorte en el paso, Naruto siguió a su madre por las concurridas calles de Estados Unidos mientras subían a un coche privado.

El coche se detuvo frente al lujoso hotel, y los ojos de Naruto se agrandaron de asombro ante la grandeza que tenía delante. El edificio tenía varios pisos, y su diseño elegante y moderno destacaba sobre el horizonte de la ciudad. Un aparcacoches abrió la puerta del coche, y Naruto salió al pavimento de mármol pulido, contemplando la opulencia de su entorno.

Kushina Uzumaki, la directora ejecutiva de Industrias Uzumaki, fue la siguiente en salir del coche. Era conocida por su gracia y confianza, e intercambió unas palabras con el conductor antes de volverse hacia Naruto con una cálida sonrisa.

"Bienvenido a nuestro hogar temporal, Naruto", dijo, su voz llena de orgullo mientras señalaba hacia la entrada del hotel. "He arreglado que nos quedemos aquí mientras nos instalamos en América".

Naruto asintió, con los ojos desorbitados de emoción mientras contemplaba la grandeza del vestíbulo del hotel. Las arañas de cristal colgaban del techo, proyectando un cálido resplandor sobre los suelos de mármol y el lujoso mobiliario. En el aire se oía el suave murmullo de las conversaciones y el tintineo de las copas del bar cercano.

Naruto - El milagro olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora