Capítulo 9

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Desperté y sentí la luz del día entrar por la ventana. De verdad necesito cubrir eso, me fastidia toda la luz que llega a entrar.

Me moví un poco y sentí el brazo de Rio rodeando mi cintura, y también su rostro pegado a mi nuca. ¿Ahora como me levanto sin despertarla? Que incómodo es esto. Yo no quería que se quede. Aunque, bueno, es agradable dormir con alguien después de tantos tantos años.

No había chance de ponerme de pie sin que se despierte. Bueno, ya no importa, tengo cosas que hacer.

Hice su brazo a un lado y me senté en la cama antes de ponerme de pie.

- Agatha.- oí que me llamó y sólo rodee los ojos dándole la espalda todavía.

- ¿Qué?- no voltee a verla completamente, solo giré mi cabeza un poco hacia ella pero sin mover mi torso.- Ármate alguna cama de plantas, flores, o yo que sé, pero está noche no puedes dormir a mi lado. Además, no te hagas la que te incomoda dormir en un sofá- me puse de pie buscando las pantuflas- sé que has dormido en peores lugares.

- Tú me dijiste que venga a dormir contigo, yo ya estaba durmiendo en el suelo. - se incorporó

- Como sea, si te quieres quedar aquí tienes que saber que hay límites y reglas, okay?- sólo asintió.- y no quiero que te metas a mi cama gateando en las noches. Te conozco.

- Bueno, es el método menos ruidoso- encogió los hombros- que quieres desayunar? - se puso de pie
- Planté fresas en tu jardín la última vez, no se si ya estén maduras pero, si no es así, yo me encargo. Tú solo relájate, yo me encargo de todo.

- No voy a comer nada de lo que hagas- negué - eres capaz de ponerle veneno

- ¿Que?- soltó un par de carcajadas - si te enveneno a ti, me muero yo, okay? Y eso es imposible. - se acercó a mí- quiero ser yo quien prepare el desayuno, conozco muy bien tus gustos. Aunque, cuando solíamos vivir juntas no te gustaba desayunar sino hasta después después de nuestro cardio - me peinó un poco con sus manos.

- Estás diciendo tonterías- negué pero sin apartarme.

- ¿Acaso miento?- me interrogó mucho más cerca.

- No, pero eso ya pasó hace mucho mucho tiempo.

- Y desde ese entonces no he vuelto a tocar a nadie que no hayas sido tú.

- No me interesa, ese es tu problema. - me quise hacer a un lado pero no me lo permitió.- agh! Okay!- alcé más la voz - que quieres? Quieres besarme? Quieres tener sexo conmigo? Bien! Hazlo. No es nada que no hayamos hecho antes. Pero después de eso no vas a volver a molestarme!

- No- negó- no quiero forzarte. Quiero que lo sientas, quiero que me mires a los ojos cuando lo haga.- me volteó el rostro hacia ella - quiero que me ruegues llorando que me detenga- sonrió de manera coqueta - lo recuerdas? - solo asentí dándole la razón. - Iré a recoger algunas fresas, ya regreso- se dio la vuelta y salió de la habitación cerrando la puerta.

Cuando se fue, pude respirar muy hondo para reponerme de lo que acaba de pasar. Miles de recuerdos vinieron a mi cabeza. 

25 MINUTOS DESPUÉS...

- Ya está?- pregunté curiosa al ver la mesa llena de cosas. Jugo de fresa, ensalada de frutas, panqueques y café. Además del florero en el medio, hacía lucir todo más vistoso.- eres rápida- sonreí suavemente

- A veces, hay cosas en las que si me gusta tomarme mi tiempo - entendí de inmediato su mensaje. Sólo me senté y ella hizo lo mismo un minuto después.

- Espero que te guste. - sonrió y sirvió el jugo para ambas.

- ¿No tiene nada que pueda matarme?- ya se que no, pero quiero jugar con su paciencia.

- Agatha, claro que no. No vine aquí para matarte, torturarte quizás, pero matarte no, no de nuevo.- dejó el vaso frente a mi.

No le respondí y solo bebi un sorbo del jugo.

- ¿Harás algo hoy?- me preguntó

- Si, buscarte otro lugar para dormir- seguía viéndome sería, pero, ella sabe perfectamente que no hablo enserio.

- Estaba pensando en tapar esa luz que tanto te molesta en la habitación. Puedo poner algunas plantas y flores por afuera, para que evite que la luz del sol entre y te interrumpa el sueño.

- ¿Cómo sabes que me fastidia?

- Porque te conozco hace más de 300 años, Agatha.- sonrió y bebió un par de sorbos.- hay hongos afuera, podemos hacer pasta en salsa de champiñones. Déjamelo a mi, si? Yo me encargo de todo.

- ¿Por qué quisiste venir aquí?- hablé más calmada.

- Porque eres lo único bueno que tengo en la tierra. Odio mi trabajo, lo único que me mantiene de pie aquí eres tú. Tengo corazón, Agatha. Y tú...- hizo una pausa - tu haces que sea cada vez menos negro.

- Me hiciste mucho daño.

- No tuve de otra - negó con pesadez en su mirada- te juro que pude haber renunciado a todo con tal de nunca haberme llegado a Nicky. Era mi hijo también. Y no me lo permitiste ver. Yo iba cuando tú dormías, él me conocía, me gustaba pasar tiempo a su lado. Pero no iba como la muerte, iba como la bruja verde más amigable - mi vista se iba cristalizando- Nicky y tú fueron los amores más grandes que jamás he tenido. - sus ojos estaban empezando a notarse llorosos, como los míos.- cuando tenía que irse conmigo, fue de la manera más hermosa que pude, hice que se despida de ti. Un beso por el, y otro por mi.

- ¿Que?- me sentí demasiado tocada sentimentalmente - no mientas así!- me enojaba enterarme de esto, pero a la vez, sentí cierto alivio al saber que mi hijo se pudo despedir de mi.

- Jamás te mentiría involucrando a nuestro niño de por medio, Agatha. Es la verdad. - una lagrima rodó por mi mejilla al imaginármelo- sabía que no me querías cerca, pero, estuve ahí, de alguna manera siempre corroboraba que estuvieras bien, y eso me hizo ver como cada vez tu corazón se hacía más y más negro al pasar los años. Igual al mio. Tu indiferencia me dolía. Me hizo dura. Perdí a las dos personas que más amé.

- Rio, ya basta con eso por favor- apreté los puños.

- Sólo quería que sepas la verdad. Así fueron las cosas. Y seguirán siendo así, no puedo cambiar el pasado, el futuro en mis acciones sí, pero lo único que no cambiaré es todo el amor que sentí por ti. - Rio estaba tan vulnerable que ya no me veia a los ojos -Agatha, en este momento puedo arrancarme el corazón y dártelo a ti- cuando dijo eso me puse de pie lo más rápido que pude, haciendo que la silla tambalee hasta casi caerse. Me acerqué a Rio aún con lágrimas en los ojos y me senté sobre sus piernas para abrazarla. Quería tocarla, sentirla, pero sobre todo, perdonarla.

𝘛𝘩𝘦 𝘱𝘢𝘴𝘵 𝘩𝘢𝘶𝘯𝘵𝘴 𝘶𝘴 - 𝓐𝓰𝓪𝓽𝓱𝓪𝓻𝓲𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora