Capítulo 9

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KRONOS

Desde que vi a Viatrix Olliw con aquel vestido rojo de lentejuelas, que hacía contraste con sus rizos rubios y sus ojos grises, me enamoré, sentí esa necesidad de tenerla a mi lado, de cuidarla y protegerla de todos los peligros posibles, le robé su primer beso sellando mi alma con la suya, y desde ese día, la he vigilado de lejos.

Jamás dejé de seguirla con la mirada, ella me odió porque pensó hasta ahora, que la odio cuando es todo lo contrario, la amo incluso más que a mi propia vida. El deseo que arde en mi piel cada que la tengo cerca, se acrecienta con cada día, con cada año o mes. 

Pero cuando era muy joven pronto me di cuenta de que era un peligro para los Drakom, el que no quisiera estar ligado con la que los altos mandos eligieron como mi compañera. No, nunca acepté eso y no lo iba a hacer ahora. No cuando lo único que quiero es estar a su lado, a más, casi se completa la unión, y pronto seremos uno, ni hay nadie con la fuerza necesaria que me aparte de su lado.

Y ahora estaba en mi cama inconsciente, expandió energía, tomándome por sorpresa, en especial cuando todos creíamos que era un ser humano común y corriente sin ninguna clase de poder, otra vez nos equivocamos.

—Sabes que no puedes hacerlo.

La voz de Alarik, mi padre, llega a mis espaldas y la sigo mirando dormir plácidamente.

—Tenemos que saber de quién es hija, es obvio que no es de Erasmos Olliw —dice a cerrándose a ella.

Intenta ponerle la mano en la frente y siento el imperioso impulso de detenerle la mano de golpe, lo hago por instinto, no lo pienso, solo actúo, algo que hacemos los Unifir.

—Tranquilo, solo quiero revisar su temperatura.

—Lo siento.

—Es normal entre nosotros, tu vena protectora está sobresaliendo —se explica revisando su temperatura—. Está bien, ya bajo, el sedante la hará dormir, necesita descansar. Lo que le espera por la mañana será duro.

Asiento.

—Gracias —digo viendo como la preocupación resalta de sus ojos azules, como los míos.

—Hijo —concentra su mirada en mi—. Leyana no se va a rendir tan fácil, lo sabes bien, ella fue elegida para ti, deberías considerar lo que es mejor para la hermandad, dejando de lado los intereses personales, si quieres intentar algo con ella está bien, pero antes de que la fusión Unifir con Leyana se complete.

La rabia me consume, no quiero estar con nadie que no sea Viatrix, ella simplemente es mía y ya deben entenderlo. Mi padre y todos los de la hermanad, a ella no renuncio ni en siglos. Es mía.

—Sabes la respuesta.

—Pero…

—La amo, padre, es mía y punto, por ella me enfrento a quien tenga que enfrentarme.

Su silencio es la respuesta que obtengo, pone su mano resignada sobre mi hombro y suelta un largo y tedioso suspiro.

—Si has tomado tu decisión no nos queda más que apoyarte.

Alarik sale de la habitación y me encargo de que esté bien cerrada, pongo un campo magnético alrededor para que nadie nos interrumpa y me quito la camiseta aún húmeda por la lluvia, ella trae puesto un albornoz, su cabello rubio descansa sobre la almohada y me inclino, mis labios rozan los suyos y los saboreo.

—Sabes bien, pringada.

Le desato el albornoz dejándola desnuda ante mí, su cuerpo perfecto me excita y sus pezones color durazno se me antojan, me inclino para besarla, le doy un reguero se tiernos besos por todo el rostro, el cuello, con mis manos aplasto sus senos y los succiono, es mía, me pertenece.

Hermosa Oscuridad © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora