Capítulo 10

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TRISTAN

Alzo la mirada al cielo, los truenos con destellos morados, anuncian el final de vida de un Drakom, se siente en el pecho, la sangre que corre por mis venas me avisa que se avecina el caos. No ha parado de llover y cada segundo que transcurre es una ganancia para mí. Camino entre las calles, no me importa estar empapado, así como no me interesa en absoluto nada de lo que me rodea.

Hace cinco horas que mi vuelo aterrizó y no llevo nada en manos, solo la intención de volver a ver a mis amados familiares y de conocer a la manzana de la discordia. Sonrío al querer saber que tan poderosa es. Estoy tan adentrado en mis pensamientos, que olvido dónde estoy y termino chocando el hombro con alguien.

—¡Eh, fíjate por donde vas!

El hombre obeso y ebrio me lanza una mirada asesina que me resulta divertida.

—¡Imbécil! —brama.

—No debiste hacer eso —río por lo bajo.

Estiro la mano y expando mi energía en ondas eléctricas que se clavan en su cuello, estábamos en un callejón, por lo que ajusto hasta sacarle los ojos, le arranco la vida y aviento su cuerpo como lo que es, un saco de basura inservible, su sangre mancha mi mano y la limpio con su chamarra.

—¿En serio? Joder ¿en la casa de los Woodhall?

Aguzo mi oído, uno de los dones que me fue otorgado cuando nací, fue el poder escuchar a distancias largas, así como tocar a las personas y ver con mis ojos sus recuerdos más preciados o más oscuros y secretos. Llega a mí una voz dulce y melódica, parecida al canto de una sirena, como idiota me incorporo y camino, mencionó a los primos Woodhall y eso es interesante.

Salgo del callejón y observo a una pelirroja de ojos verdes y buen culo, entrar a una taberna con un paraguas que cierra dentro. Sonrío y entro, la gente sigue en su mundo, uno al que no le veo ningún valor. Observo cómo camina mediante un contoneo sensual de caderas hacia la barra y la sigo, se sienta y le pide al barman un trago, llego e imitando el tocarla por accidente, su recuerdo actual viene a mi mente.

—Me duele —gime.

Ella y Cédric Woodhall están en un aula vacía dentro de una escuela. La tiene aprisionada contra el escritorio con la falda subida hasta la cintura. Sus senos se aplastan sobre la superficie del mueble mientras Cédric empuja las caderas hacia ella.

—Eso debiste pensar antes de mensajearte con un universitario —brama lleno de rabia.

—Soy… libre… joder… duele, detente…

—¡No, no lo eres! —la folla a lo bestia.

Estoy a nada de dejar su recuerdo en paz. Cuando menciona algo interesante.

—Eres mi Unifir, mía y de nadie más —rodea su cuello—. Que no se te olvide nunca, así como Via lo es de Kronos.

—Ella no…

—Ella sí, deberías estar feliz, tu mejor amiga es de mi primo…

La magia se rompe, la bruma se desvanece y vuelvo a la realidad.

—Oye…

Bajo la mirada y mis ojos se anclan en sus perfectos labios rosados.

—Disculpa —sonrío—. Estoy un poco perdido.

—No te preocupes —le da poca importancia y se gira para beber su trago.

Busca en su bolso su billetera, soy rápido con lo que quiero, con lo que busco, y es entonces que saco un billete y se lo doy al barman, quien lo acepta gustoso.

Hermosa Oscuridad © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora