"Mi madre siempre me ha dicho que el amor es el sentimiento más hermoso que una persona pueda llegar a sentir, porque no solo se trata de momentos felices si no de también momentos malos, los cuales te ayudan a entender la vida. Sin embargo, yo no he experimentado ese hermoso sentimiento, no quiero perder las esperanzas, pero a como va avanzando el tiempo la posibilidad se va haciendo nula..."
El toque en mi puerta interrumpió mi escrito. Cerré mi libro y lo coloqué en la mesita que se encontraba al lado de mi cama, para así poder ir a abrir la puerta.
-Ian, te necesitan en la sala de juntas-. Un güero, ojos verdes se encontraba parado en el marco de la puerta. Zander, mi mejor amigo.
- ¿Sabes el por qué?- lo miré curioso. En estos últimos meses no me han llamado, no he hecho nada malo, así que no tengo ni la menor idea de que tengo que hacer yo allá.
- La verdad no tengo ni idea.- sus ojos me transmitían una disculpa. Suspiré.
- Esta bien, veamos que me tienen- . Cerré la puerta de mi habitación.
Zander y yo íbamos por el pasillo hacia la sala de juntas platicando sobre que habíamos estado haciendo últimamente, ya que él, al contrario que yo, si tenía trabajo que hacer, pues claro él ya había pasado por las distintas pruebas para poder tener a un asignado.
Una puerta de madera grande estaba justo en frente nuestro, tenía una placa grande en las cuales se podían ver fácilmente las palabras grabadas en ella "Angelus", lo cual significa ángeles en latín.
- Lo siento Ian, no puedo entrar contigo, lo que te dirán es solo para ti, ya es tu decisión si quieres contarme o no, que la verdad espero que lo hagas, sabes como soy de curioso y si no lo haces eres un mal amigo- . Frunció el ceño e hizo un puchero. Claro que sé lo curioso e imprudente que es, hemos sido amigos desde la infancia. Solté una pequeña risa.
- No te preocupes Zander, y si lo sé, depende de cuanto chocolate me ofrezcas sabré si te diré o no-. Solo me miró sorprendido y yo con una sonrisa inocente en mi cara.
- ¿Estas tratando de que te compre con chocolate?- Él muy bien sabe la adicción que tengo hacia el chocolate.
- ¿Quieres saber o no?- Esta vez mi sonrisa era burlona.
- Cinco barras, es lo máximo- . Lo pensé muy bien. Él me miraba expectante y con una pizca de diversión en sus ojos.
- Trato hecho- .Sellamos nuestro "trato" con un apretón de manos.
- Bueno amigo, suerte. Adiós- . Me despedí de él con un movimiento de mano.
Tengo que admitir que estoy muy nervioso, tengo semanas sin visitar este lugar, pero aun así también estoy ansioso por saber que es lo que me espera ahí adentro.
Después de soltar un suspiró para calmar mis nervios, toqué la gran puerta.
En menos de un minuto esta ya estaba siendo abierta. Sabrina, una señora rubia morocha estaba frente a mí con una sonrisa.
- Ian, adelante. Te estábamos esperando- . Su sonrisa no se borraba, lo cual me ponía más nervioso.
- Gracias, Sabrina- . Soy un manojo de nervios ahora mismo.
Cruzamos todas las oficinas para llegar hacia otra puerta con Sabrina por delante, esta vez la puerta era transparente, en ella se encontraba mi "jefe" por así decirlo.
La rubia tocó, y un "adelante" se escucho detrás de la puerta.
Pasamos y ahí estaba "él" contemplando por una ventana hacia afuera.
Él se giró hacia nosotros y le dedicó un "gracias" a Sabrina, la cual salió de ahí sin antes gesticular un "suerte" hacía mi.
¿Qué manía tenían las personas hoy con decirme eso?
- Joven Ian, tome asiento por favor.- Me indicó una silla frente a su escritorio, y la tomé. Él se sentó frente a mi con un rostro pacífico.- ¿Sabe por qué lo hemos llamado?
- La verdad no, pregunté y me dijeron que esto era solo para mí- . Mis manos estaban sudando y mi curiosidad aumentaba cada vez más.
- Así es, como usted sabe para poder tener un "asignado" se necesita pasar por varias pruebas, las cuales usted no ha a completado, pero de acuerdo a su potencial, hemos decidido darle una oportunidad, será como una prueba- Me dijo con una mirada delicada.
Juro que mi cara ahora es un total poema. ¡He esperado y trabajado muy duro para que este momento llegue! ¡Por fin, lo he logrado!
- ¿Es e-enserio?- Tartamudeé.
- Muy enserio- . Él me dio una gran sonrisa. Y la mía se hizo aun más grande.
- ¡Muchas gracias! ¡Siempre había soñado con este momento!- Ya no sentía nervios, ahora la emoción corría por todo mi cuerpo.
- De nada, solo esperamos que no nos defraudes- . Me dio una mirada severa.
- No, no, no será así.
- Bueno, ahora te daré la información de tu asignado o asignada.
Se levantó de su asiento y de unos cajones sacó un folder rosa. El cual fue entregado a mí. Estaba a punto de abrirlo.
- No no lo abras aquí, hazlo en tu habitación. Mañana comienzas-. Me levanté eufórico y salí de ahí no sin antes agradecerle.
¡Estoy muy feliz! Espero con ansias contarle de esto a Zander.
Caminé casi brincando por los pasillos por los cuales antes había recorrido con nerviosismo, me despedí de Sabrina y ella me felicitó.
Llegó mi momento, lo que siempre he esperado y anhelado.
Cuidar a la persona cuya información se encuentra dentro de este folder rosa, porque soy un ángel.
Ya estoy saboreando esas cinco barras de chocolate.
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Este es un nuevo proyecto, en el cual estamos participando dos personas.
Esperamos contar con su apoyo y que la historia sea de su agrado.
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¡Gracias!
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ROUX
Ciencia Ficción-Tus ojos son un misterio y tus labios una perdición...- Murmure con agonía. - Pero tu cuerpo... maldita sea. - Mi puño se dirigió a la pared donde la tenía acorralada. -Es un pecado...- Me acerqué más a ella y rocé sus suaves labios con los míos. A...