Flashback:
La música estaba tan alta al punto que llegaba a casi perforar mis oídos. Tenía que encontrar a Christina, tal vez estaba perdida en esta casa llena de borrachos y yo no podía permitir que le hicieran algo.
Pase por todos los pasillos que esta casa (casi parecía laberinto) tenía, hasta que llegué a la última puerta. La abrí y quería creer con todas mis fuerzas que lo que mis ojos estaban presenciando fuera solo una ilusión. Christina estaba teniendo relaciones con otro tipo.
Al abrir la puerta la luz entró a la habitación haciendo que ellos pararan su "acto", Christina me vio y en sus ojos pasaron todo tipo de emociones menos arrepentimiento. Que estúpido fui.
Enojado azoté la puerta y me dirigí al centro de la fiesta, me tengo que ir, ya no tenía nada que hacer aquí.
Me siento traicionado, una relación de dos años se fue a la basura.
—Pobre chico, ¿alguna zorra te rompió el corazón?—Dijeron a mi lado, me giré a ver de donde provenía la voz y sentada en una silla cerca de mí estaba un chica, era preciosa, vestía toda de negro y su esencia gritaba peligro.
—A ti que te importa, métete en tus asuntos.—Estaba muy enojado y ella no tenía que meterse en mis problemas sin importar lo guapa que era, además ni siquiera la conozco.
—Pues desde el momento en que te vi te convertiste en un asunto mío. ¿Por qué te dejó? ¿No le dabas lo que ella buscaba?—Dijo con una sonrisa cínica mientras se levantaba acercándose a mi provocativamente. Mis ojos se fijaron en sus labios rojos.
—¿Crees eso? ¿Te lo puedo demostrar?— Con un orgullo herido y el enojo rebozando mi sistema, la besé, era un beso llenó de fervor.
Subió sus piernas alrededor de mi cadera; haciendo que la acorralara en la pared. Sus manos jalaban de mi cabello, mientras los míos, apretaban sus piernas, eso hacia que ella gimiera.
Mientras saboreaba los labios de la chica con tanta pasión, un grito ahogado se escuchó detrás de mí haciendo que terminara con ese magnifico besó que encendió otra parte mía.
—¡Venía a pedirte perdón, ¿y me encuentro con esto?! — Christina estaba detrás mio gritando como loca y con sus ojos llorosos, su rímel estaba corrido y su cabello gritaba que había tenido una noche agitada.
—No seas hipócrita Christina, tú te lo buscaste, tú lo iniciaste todo, así que ahora enfrenta las consecuencias. Además desde que abrí esa puerta lo que teníamos se acabó.
Christina me miraba como si todo su mundo se hubiera acabado. Si que es una buena actriz. La chica que había besado (y que todavía no sabía su nombre) colgó sus brazos en mi cuello.
—No sabes lo que perdiste, chica. Pero ahora esto.—Me miró de arriba abajo mordiéndose el labio.- es totalmente mío.
Algo en mí se encendió en ese momento y supe que esta chica sería mi perdición. Este es solo el comienzo.
IAN:
Encontré a mi asignada, era muy bonita, aunque la primera experiencia con ella no fue muy agradable ya que la tuve que salvar de una posible violación.
Después de que me dieran el folder y lo abriera descubriendo a esa hermosa chica, Adam entró a mi habitación lo que significó que le tenía que dar las buenas noticias y se volvieron aun más buenas cuando él me entregó el chocolate.
La primera fase de mi trabajo era conseguir entrar en la escuela en la que estaba mi asignada, y así lo hice a primera hora del lunes.
Fue entonces cuando recibí la señal de que mi asignada estaba en peligro, rápidamente seguí mis instintos y me encontré con la puerta del armario del conserje, la tumbé como pude y ahí se encontraba llorando en los brazos de un chico. La defendí, le di un golpe al chico y la ayude a salir de ahí.
Pase un buen rato con ella, hablamos, claro sin revelarle yo nada de mi verdadera identidad, el timbre sonó y tuvimos que separarnos, porque ella tenía una clase y yo debía recoger mi horario, la verdad no me vendría nada mal estudiar.
Cuando me dirigía a la oficina del director vi al chico que le pegué escapando, no sé por qué en ese momento me vino alguien a la cabeza, era una chica, ni siquiera se me hacia conocida, fue como una visión, una muy extraña a decir verdad, no había visto a esa chica en mi vida y si lo hubiera hecho no la recordaba.
Sacudí mi cabeza tratando de eliminar ese pensamiento, fue solo algo pasajero, ahora me tengo que concentrar en mi trabajo y en nada más.
No miraba la hora con volver a encontrarme con Leah, para cuidarla claro, además puede ser mi amiga también.
Entré a la dirección encontrándome con la secretaria, una señora como de unos cuarenta y algo que me recordaba mucho a Sabrina.
— Buenos días, tu debes ser el chico nuevo Ian, ¿cierto?— Dijo regalándome una simpática sonrisa.
— Sí, ese soy yo.— Le devolví la sonrisa, no sé por qué catalogan siempre a las secretarias de las escuelas como gente amargada, algunas pueden llegar a ser muy dulces.
— Bueno Ian, aquí esta tu horario, tu primera clase era literatura pero como ya es un poco tarde entrarás a la segunda que es historia.— Me dijo señalándome los módulos en el papel.
— Si esta bien, muchas gracias.— Tomé mi horario y salí de ahí.
En el transcurso de mi camino me topé con unos ojos, me fijé en la chica que estaba en el casillero recargada mirándome, ¡era la chica que había aparecido en mis pensamientos!
Ella al ver que la veía me sonrió, tenía un aura rara, me transmitía algo pero no sabía el que, quizás porque estaba vestida toda de negro y su sonrisa era peligro.
— ¿Eres el nuevo verdad?— Me dio una sonrisa ladeada como tratando de coquetear conmigo.
— Si lo soy y si me disculpas me tengo que ir.— Dije apresuradamente.
— Adiós, guapo.— ronroneo, haciendo que un sentimiento raro me recorriera.
Salí de ahí casi corriendo puesto que esta chica me ponía nervioso y con los pelos de punta, es raro ya que normalmente las chicas son las tímidas y los chicos los acosadores. Además tenía que averiguar que tenía que ver esta chica conmigo, porque si algo sabía era que me iba a traer muchos problemas.
Entré a la clase a tiempo con el profesor por delante. Ahí me encontré con Leah junto con otra amiga, la cual le estaba contando algo muy emocionada. Leah me miró y yo le sonreí. El profesor me pidió que le diera mi nombre y tomara asiento.
Me giré a gesticular un hola a Leah y fue cuando me di cuenta de que una chica me miraba muy intensamente, como si supiera mi secreto, se dio cuenta de que la miré y sonrió como el gato de Alicia en el país de las maravillas, si sigue así sus mejillas desaparecerán de su cara. Me giré para prestar atención al profesor.
Supongo que mi trabajo será muy largo y con muchas dificultades.
Sentimos mucho la tardanza, pero con la escuela y la falta de inspiración no podíamos coordinarnos para darles otro capítulo. Trataremos de subir más seguido. Gracias y no olviden votar y comentar para motivarnos a seguir esta historia.
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ROUX
Ciencia Ficción-Tus ojos son un misterio y tus labios una perdición...- Murmure con agonía. - Pero tu cuerpo... maldita sea. - Mi puño se dirigió a la pared donde la tenía acorralada. -Es un pecado...- Me acerqué más a ella y rocé sus suaves labios con los míos. A...