No hay nada peor que estar en un momento de intensidad ante todos, ¿Qué diablos podía hacer ante esta chica?; afortunadamente sonó el timbre, mi salvación, pero eso no disminuía los murmullos de los demás, especialmente de mi asignada, algo le decía su amiga cuando se dirigían a la salida, sé que hablaban de mí, porque lo único que hacían era mirarme mientras se iban. Un buen golpe me despertó de esto.
- Demonios Ian, ¿cuándo aprenderás a no meterte en problemas?
- Pero quien... – No pude terminar mi pregunta cuando me encontré con quien menos esperaba. - Y tú, ¿Qué haces aquí?
- No iba a dejar a mi mejor amigo divertirse solo, mucho menos con esas bellezas que van por allá...
- Zander...– le advertí. -
- Agua fiestas, me han mandado para hacerte compañía – me decía mientras tomaba un jugo de manzana- piensan que tal vez me necesitarías, más sabiendo que no puedes vivir sin mí –dijo haciendo cara de enamorado. –
- No entiendo por qué lo hicieron- mi amigo mostró una cara de indignación- no me lo tomes a mal, eres mi mejor amigo y eso pero creo que puedo hacer esto por mi propia cuenta.
- Tal vez sí, pero eso no nos asegura que lo realizaras correctamente, además como dicen por ahí: dos cabezas piensan mejor que una.
- Posiblemente tengas razón.- mi expresión cambio de pensativa a preocupada un segundo. - ¡Tenemos que entrar a clases! - exclamé tomando a mi amigo del brazo y dirigiéndolo a la salida de la cafetería.
- ¡¿Qué?! No, no, yo no iré.- su cara de horror me provocaba ganas de reír pero si lo hacía quitaría mi momento de autoridad, así que me mantuve lo más serio que pude.
- Claro que si, si quieres ayudarme con mi misión lo debes de hacer al cien por ciento y eso incluye entrar a las fastidiosas clases. - Zander soltó un suspiro de resignación.
- Está bien, iré a esas clases del mal.
Corrimos por los pasillos intentando llegar lo más rápido posible a la siguiente clase, literatura con el maestro Collins, quien es muy estricto por lo cual pienso que esta vez no entraremos a su clase.
Después de recorrer el largo pasillo nos encontramos de frente con una puerta de madera que tenia una placa con la palabra "literatura" grabada en ella.
Con temor, golpee la puerta con mis nudillos, deseando que mis llamados no fueran rechazados.
La puerta fue abierta y un hombre calvo y con lentes apareció ante mí.
-Señorito Ian, ¿Me puede explicar por qué tan tardía su presencia?- su mirada calculadora me intimidaba.
-Lo que pasa profesor es que entro un alumno nuevo- señalé a Zander quien estaba detrás de mi. - El director me mandó llamar para que lo guiara hasta aquí.
Su mirada me analizaba debatiendo si dejarnos entrar o no.
- Está bien pero que sea la última vez. - Dijo dirigiéndose a su escritorio.
Zander y yo nos adentramos al salón sintiendo todas las miradas en nosotros. La tensión creada en la cafetería no desaparecía.
Mis ojos divisaron un lugar solo, así que me dirigí ahí, mientras que Zander se iba a sentar con una chica la cual no recuerdo haberla visto. Han de ser los nervios.
El señor Collins continúo dando la clase, y yo intentaba poner atención pero cerca tenía a mi asignada a quien había atrapado lanzándome miradas de vez en cuando.
Mi atención se fue a Zander quien se encontraba coqueteando con la chica que tenía a lado, parece que estar en clases, no le quita lo juguetón... No pude dejar de evitar de observarla bien, sentía una fuerte presión en mi pecho como si algo fuera a pasar; algo veía en ella que no me inspiraba total confianza pero eso no quitaba lo bella que era, pero esos ojos... tenían algo que me hacían sentir así como...
-Señor Ian y el nuevo, entran tarde a mi clase y ¿aun así no ponen atención a mi clase? - El profesor se encontraba muy molesto mirándonos acusatoriamente.
-Lo sentimos no volverá a suceder... - dijo Zander.
-No, claro que no volverá a suceder, ya que quiero que se retiren del salón ahora mismo. - dijo molesto el profesor.
-Pero... - replico mi amigo aunque fue interrumpido por el maestro.
-Nada de peros joven, se retiran ahora mismo.
Sin rechistar nos levantamos de nuestros lugares tomando nuestras respectivas cosas. Definitivamente, no es mi día.
Al ir caminando hacia la puerta pase por el lado de la chica con la que estaba coqueteando Zander.
-Suerte, pequeño Ian, nos seguiremos viendo. - susurró haciendo que un escalofrió recorriera por todo mi cuerpo.
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Después de mil años, por fin se nos abrieron las puertas del cielo, je. Sentimos mucho tardar tanto en actualizar, es difícil cuando necesitas de una pero está no tiene tiempo. Pero ya hemos creado un plan para ahora sí, actualizar más seguido (obviamente), esperemos que les guste...
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ROUX
Ciencia Ficción-Tus ojos son un misterio y tus labios una perdición...- Murmure con agonía. - Pero tu cuerpo... maldita sea. - Mi puño se dirigió a la pared donde la tenía acorralada. -Es un pecado...- Me acerqué más a ella y rocé sus suaves labios con los míos. A...