Los coches negros se detuvieron frente al regimiento, y del primero descendió el Coronel Park Jihoon, un hombre robusto con un uniforme impecable y un bastón que lo ayudaba a caminar con autoridad.
La comitiva de oficiales se formó rápidamente detrás de él y se encaminaron hasta donde esperaba el capitán Choi.
-Lo saludo, mi Coronel -dijo San secamente, pero su expresión cambió al descubrir a quien se paraba a la diestra de Jihoon-. ¿Tú? -preguntó incrédulo, su tono cargado de irritación.
-Yo pedí que viniera conmigo -anunció el coronel con una sonrisa enigmática.
El capitán Kang Yeosang, un joven apuesto de complexión delgada y cabello castaño oscuro, brillaba con una sonrisa que escondía secretos.
Su porte aristocrático y elegancia principesca contrastaban con la severidad de su atuendo.
-Capitán Choi... -dijo con voz suave y melodiosa-. Qué gusto verlo después de tanto tiempo... ¿cuánto ha pasado?, ¿tres, cuatro años?
Kang Yeosang era el objeto del mayor odio de San, un sentimiento que se remontaba a años atrás, cuando ambos eran jóvenes y ambiciosos. La envidia y la rivalidad habían sembrado la semilla de la discordia entre ellos.
Yeosang, un maestro de la manipulación, se había deleitado en sabotear sus logros, inventando mentiras que llegaban a oídos de su padre, el Coronel Choi. Esto le había negado a San la aprobación paterna que anhelaba, un golpe que había dejado una cicatriz profunda.
Pero San no se había quedado quieto. Con una sonrisa fría y calculadora, se había complacido en arrebatarle las conquistas a Yeosang, en un juego de poder y venganza. Y la más dulce había sido la última: su novio.
Yeosang le guardaba mucho resentimiento y San sospechaba que en esa ocasión se desquitaría.
-Largo -gruñó apuntando hacia la salida del regimiento, su voz cargada de ira-. No eres bienvenido aquí.
-¡Capitán Choi! -bramó Jihoon, su rostro enrojecido-. ¡La decisión de que su primo viniera fue mía! ¡Así aprende cómo liderar un regimiento!
Yeosang intervino respetuosamente, pero con un toque de ironía.
-Mi Coronel, si el capitán Choi no me quiere aquí... será mejor que me vaya...
-¡Claro que no! ¡Te quedas aquí! -amenazó Jihoon con su bastón, su mirada severa clavada en San-. ¡No pases sobre mi autoridad, muchacho!
San estaba a punto de perder los estribos.
-Mi Coronel... -dijo, conteniendo su ira-. Usted no me ha notificado que este... que el Capitán Kang vendría... no hay dónde meterlo durante la estadía...
Yeosang sonrió, su mirada burlona.
-Oh, querido Sani, no hay problema, puedo quedarme en cualquier rincón...
La idea de tener a Yeosang dando vueltas por su regimiento era inaceptable para San. Pero no podía desafiar la orden del Coronel. Era obvio que Yeosang había venido con la intención de joderle la existencia.
-Bien -suspiró el Coronel, dando un golpe en el suelo con su bastón-. El viaje hasta aquí fue largo. Llevenos a nuestras habitaciones, capitán Choi y deje a un lado su orgullo.
La comitiva del Coronel avanzó entre la fila de soldados formados, mientras San los seguía de cerca, su malhumor exacerbado por los murmullos que llegaban a sus oídos: su regimiento en la miseria, sus hombres desnutridos.
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El Último Refugio
FanfictionEn un mundo devastado por la amenaza mutante, el capitán Choi San lidera el regimiento con mano de hierro. Su misión es clara: erradicar la amenaza y restaurar la esperanza. Pero cuando Jung Wooyoung, hijo del gobernador y recluta novato, se une a s...